Hibris

Un cuento de Amélie Barrera

Por Esteban Hincapié Barrera

Abril 2024

 

Hibris, es una primera puerta abierta a un universo narrativo innovador de la escritora bogotana Amélie Barrera. Esta obertura a la Opera Prima de esta joven narradora y música se nos presenta como el guiño que se presiente sobre los intereses de los laberintos del misterio. 

Acá lo onírico se pasea entre lo real.

A inicios del 2024 la oleada de calor, producto del azote del cambio climático, suscitó una serie de incendios en distintas geografías de Colombia, América Latina y el mundo. En Colombia, más de 340 incendios fueron registrados; en la sabana de Bogotá más de dos decenas; 26 personas en Bogotá fueron arrestadas por delitos relacionados con incendios. El fenómeno conmocionó la población de Cundinamarca, provocando indignación frente a los descuidos de los ciudadanos, la displicencia de las autoridades, develando una carencia infraestructural ante estos eventos.

Una vertiente relacionada con el horror pagano se vislumbra en la apuesta narrativa de Amélie. Las herramientas mitológicas, el universo de lo siniestro y lo simbólico, hacen poderosa esta historia.

Acá esta primicia narrativa: Amélie Barrera.

 

Hibris

 

El verano de 2024 fue uno particularmente sofocante, algo que rara vez pasa en la ciudad. 

 

Las montañas aún siguen frías cuando Madame Berenice, Circe, Eos y Eudoro se colocan en las posiciones iniciales para comenzar el ritual. Con el cuerpo de Homero atado a los troncos en la mitad del círculo, la Suma Sacerdotisa dice las primeras palabras. 

 

—¿Todo listo? –Madame Berenice se coloca frente al círculo.  

 

—Aún faltan algunas ramas; no creo que las llamas lleguen a su plenitud sólo con las que tenemos en frente. —Eos responde mirando hacia el cuerpo que va a ser amputado. 

 

—Si no comenzamos ya, después van a venir y… 

 

—¡Eudoro! —La presencia de Madame Berenice es tan grave cómo su voz—. Deja que Abaddón se encargue de todo. Fuimos llamados a cumplir esta misión; es preciso lo que haremos. 

 

Los brujos dejan que el sonido lejano del tráfico les llene. De vez en cuando el graznido de algún cuervo se hace presente con el viento de los árboles, al chocar con el frío de La Sabana, es similar a la excitación que siente el aquelarre. Circe mira hacia sus manos para reafirmar su suposición; parece que las visiones han vuelto a cambiar. El círculo aún no se da cuenta de las consecuencias. 

 

—Lo que hacen… —Tose Homero, su cabeza permanece agachada y sin energía por los golpes que Hypnos y Eudoro le han dado a lo largo del vals nocturno—. Es un error. Vidas que no tienen nada que ver con su asqueroso demonio se verán afectadas por su falta de empatía y de alma. —La risa de ultratumba de los cinco ilusorios logra ponerle los pelos de punta. 

 

—¿Es que no lo ves, mortal? —Madam Berenice exclama después de limpiar sus lágrimas con las uñas podridas—. Nosotros solo estamos haciendo lo que ellos quieren. —Mira con desprecio a la ciudad dormida bajo los hechizos de Hypnos—. Esos pobres mortales han evitado que Abaddón cumpla con su misión desde hace décadas. Se esfuerzan tanto en ocultar lo que piensan, lo que desean y quieren exterminar desde lo más profundo de su memoria, cualquier cosa que los haga pensar.

 

—¿No lo querrías tú Homero? ¿Qué todos tus barullos mentales por fin te abandonen y puedas disfrutar de la libertad? ¿De tu libertad? Abandona las reglas, sin importar cómo los demás actúen. Que tu conducta sea de absoluta independencia –Al contrario de la voz de Madame Berenice, Eudoro habla con rapidez acentuando su voz aguda y ronca.

 

Desde su posición, Homero no puede hacer mucho; su vista sólo está clavada en los gruesos troncos de los árboles a medio cortar, que con ayuda de la fuerza mental de Hypnos, lograron colocar. La idea suena tentadora, el poder vivir sin restricción alguna parece el sueño de todos aquellos a quienes el libre albedrío les fue negado alguna vez. 

 

—Cuando la duda llega es la primera señal de desapego a la moralidad. —Madam Berenice sonríe al disfrutar del silencio proporcionado por Homero.

 

—Circe, ¿Algún pronóstico el cual debamos saber antes de comenzar? —Eos interrumpe los intentos de Hypnos, Eudoro y Madame Berenice con los que quieren convencer a Homero—. Ya casi es hora. —Eos guarda el reloj en el bolsillo del chaleco de satín. 

 

 

Circe quita los mechones más largos de su cara y los labios partidos, resecos de la médium, se abren tal y cómo si las puertas del infierno comenzarán el Apocalipsis. 

 

—Con solo el pulgar de Homero no funciona. —Hypnos traduce los guturales de Circe al grupo—. Para que el ritual de cenizas funcione correctamente, los presentes tienen que quemar su rama también. —Eudoro mira a Madame Berenice con inquietud, todos saben lo que significa, todos saben que… 

 

—Pero sin nuestro dedo pulgar no podremos hacer magia después. –Reclama Eos antes de cualquier otro. Hypnos sigue sosteniendo las cuerdas de las muñecas de Homero, quien aparte del torso magullado; ha empezado a sentir cómo su ojo derecho se cierra por el moretón—. ¿Cómo se supone que vamos a seguir con lo que Abaddón nos pide si nos amputamos lo único que verdaderamente nos diferencia de las demás especies? 

 

—Estoy comunicando justo lo que Abaddón quiere, Eos. –Hypnos vuelve a hablar y Circe mueve su cabeza a donde está Madam Berenice—. Dice que si en verdad deseamos cumplir con su misión, primero tenemos que demostrar nuestra lealtad hacia Él y sus hermanos. 

 

—Por supuesto que haría algo por el estilo. –Madame Berenice contesta más que todo para sí misma. Camina dentro de la circunferencia y toma una de las hojas más secas que encuentra. Pasa sus uñas hasta que esta se endurece y saca una gota de sangre de su dedo anular. Tal y cómo una afilada hoja de papel. 

 

—Mis hermanos se dieron cuenta de que el reino está siendo manipulado, no puedo controlar el sueño de los mortales por tanto tiempo. –Hymnos dice a Madame Berenice, quien camina a su posición inicial y el círculo vuelve a activarse. 

 

—Todo poder tiene consecuencias. –La palma derecha de Madame Berenice se junta con la de Eos, quien sin dudar dos veces la toma con fuerza para controlar el ardor que siente. La hoja pasa por su dedo pulgar y deja gotas de sangre chorreando al tomar la mano de Eudoro. Entre más dedos se pierden, salen chispas de los troncos más pequeños. No es, hasta que Circe le corta el dedo pulgar a Madam Berenice, que la fogata arde junto con los gritos de Homero. 

 

Detrás de ellos, la ciudad sigue pernoctando bajo su rumbo. Las hijas de Nix se juntan con los destellos de las bombillas de los edificios y construcciones en obra negra que llenan Bogotá. En sus sueños, ven serpientes, tiburones, babosas y baños repletos de cucarachas. Algunos escuchan el impacto del revólver y otros los gritos de auxilio de sus víctimas. Un cuerpo se agota; la mente nunca para de crear.  

 

Una vez la fogata ardió con las primeras hojas de los árboles, el olor a carne quemada cubrió las hectáreas elegidas por Hypnos. El dolor no llega hasta que se arrancan el dedo pulgar, cuál cutícula muerta. Su piel pasó de ser de un color natural al negro que nos abraza todos las noches cuando pensamos que las inconformidades se han esfumado de nuestra realidad. 

 

Duraron seis días los incendios en las montañas. La ciudad se llenó de gritos y lamentos por las zonas afectadas, la prensa no tardó en monetizar con el terror y las conspiraciones políticas no tardaron en llegar. Bogotá lloró su propio reflejo sin darse cuenta; fogoso, nublado, propagando el caos y sobre todo… la destrucción. 

 

Enero 07, 2024. 

11:50 pm., My death (live) —David Bowie.

 

 


Amélie Barrera nació en Bogotá. Estudia música y ha dedicado su vida a la lectura y la escritura, así como a la composición musical y la interpretación.

Literariamente reconoce en sus influencias a Stephen King, Edgar Allan Poe, Mario Mendoza y la escritora argentina Mariana Henríquez. Su obra comienza a ser publicada a su corta edad provocando gran inquietud entre los lectores que aprecian el género negro, el horror y lo siniestro.

Comentarios: 1
  • #1

    Yuly Perdomo (lunes, 29 abril 2024 16:27)

    Que bella obra Manuela , gracias por permitirme conocerte a través de tu familia y tu estilo para crear.Bendiciones.