Daniela Cañaveral
Octubre, 2018
Medellín – Colombia. Estudiante de la Licenciatura en lengua castellana de la universidad San Buenaventura, Medellín. Lidera actualmente la revista de estudiantes Ágrafos. Pertenece hace tres años al semillero de investigación de la línea “pedagogía y lenguaje” de su universidad. Ha participado en convocatorias con la alcaldía en “Mujeres jóvenes talento”, en el V encuentro Internacional Nadaista, y en el Festival Internacional de poesía de Medellín. Asimismo ha sido publicada en diferentes revistas literarias y académicas.
HUIDA
Desde el origen se anunció la derrota,
no soportamos la obligada huida,
el latido que encendía la noche.
Entonces buscamos esa palabra
que excedió el abismo,
para encontrar bajo la ruina
la ceniza que sana,
la grieta que salva,
la luz que nos sostiene.
Ahora lo sabemos:
de cuando en cuando
dejamos de ser para habitarnos.
SILENCIO
Qué tanto calla el silencio
cuando decir cuesta lo eterno
cuando entre palabra y palabra
se susurra el vacío más próximo
Qué tanto calla el que no dice,
cuanta sospecha se guarda en sus labios,
en su ausencia
en su todo
CAER
Calla
Piensa
Duda
Teje
En su mirada
luz hecha miedo
sabe que algo se gesta en silencio
En su lengua las palabras se queman,
van cayendo a pedazos
Busca y no encuentra
la grieta en el límite
Algo muerto sobrevive en el aire,
y se asoma en su boca
Abismos atados al cuello:
en la C
A
Í
D
A
se sostiene.
AL FINAL DE LA LUZ
A José Asunción Silva
Ráfagas de memoria
cruzan el pasillo
A mi lado la imagen
de un sueño ya alcanzado
Hora tras hora
reposa el silencio
sobre los cuadros
y las sillas vacías
Adentro
alguien aún no llega
algo aún no se va
Un olor de palabras viejas
sobrevive con la casa
Al final de la luz
el poema sin leer
pende fusilado
a mitad del abismo
Agua sin vida
esperando al sediento
Agua detenida en el tiempo
como la sangre
congelada de mis manos.
CRUCE
No hubo tiempo ni hora que predijera
la esquina en rojo último
la sentencia definitiva
y todos los signos rotos
No hubo quién
trenzara los hilos de otro modo
ni poema que conjurara
el azar inclemente
No hubo ángel ni mano
capaz de tejer en los segundos previos
el peso y la continuidad
de otra vida
ni mirada que lograra esquiva
el ala súbita
al cruce de la muerte.
TERMINAL
Con tanta premura abandonan la ciudad y todo sobre ella. Con afán se cierran sus maletines, pasos rápidos retumban, sillas vacías al retorno de lo que no vuelve. Tantas las miradas que se atraviesan con un adiós en el pecho, con lo callado, con lo que se ha ido desde hace tiempo y no lo advierten. ¿Cuánto abandono vive lo abandonado? Todo a la misma altura de quien respira: el regreso que no viene, terminal que no termina.
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