Ecología y paz

Por Mariaclara López

@mariapaloz Ecóloga

Noviembre, 2023

 

 

El 1º de noviembre se conmemora el día de la Ecología, una ciencia que como rama de la biología se encarga de estudiar los organismos vivos, su relación con su entorno y con otros organismos. Una perspectiva de estudio y de pensamiento que sólo fue posible hasta 1859 y la publicación del Origen de las especies de Darwin. Esta publicación nos permitió entender la evolución, cómo los organismos vivos cambian con el tiempo, tienen ancestros comunes y de esta forma a la humanidad nos ubicó como parientes de los chimpancés, los gorilas, los titíes y demás primates. Una idea revolucionaria para su época que persiste hoy en día cuestionando a los más orgullosos humanos.

 

Los Ecólogos y Ecólogas gracias a estos avances surgimos para poder analizar estas complejas relaciones evolutivas entre los organismos y su entorno, en espacios definidos a los que hoy llamamos Ecosistemas. Por otra parte, la Ecología vista desde la Sociología estudia la relación del ser humano con su entorno, y es ahí donde se encuentra en su ejercicio con la Ingeniería Ambiental, la Administración Ambiental o las Ciencias Ambientales al intentar comprender los procesos productivos que impactan los recursos naturales como el agua, el suelo, el aire y la biodiversidad. Los Ecólogos y Ecólogas en ese enfoque buscamos disminuir estos impactos en pro de la conservación y preservación de las condiciones de los ecosistemas, donde los humanos somos de vital importancia.

 

El 1º de noviembre también se conmemora el día de muertos en el místico y mágico México, y a propósito de semejante coincidencia valdría la pena reflexionar sobre los ecologistas y ambientalistas que han muerto en la defensa de los recursos naturales y los ecosistemas. Personas líderes, conscientes de la necesidad de reconciliar la relación de los humanos con el planeta mismo, con su territorio y los recursos que posee. Personas que han muerto injustamente ejerciendo siempre los derechos que repúblicas democráticas como Colombia escriben en su propia constitución. Según Global Witness, Colombia es el país del mundo con más líderes ambientales asesinados, el más peligroso del mundo para ejercer la Ecología o el ecologismo. Entre 2012 y 2021 murieron asesinadas 322 personas en ejercicio de defensa de su territorio y un ambiente sano. Otros países como Brasil, México, Guatemala, India, el Congo y Filipinas están en la lista.

 

Los Ecólogos y otros científicos han advertido de la crisis ambiental: Cambio climático, deforestación, blanqueamiento de los corales, pérdida de biodiversidad, extinciones masivas, contaminación, derretimiento de los polos, inundaciones, huracanes, incendios, etc. Parece un bombardeo de términos digno del terrorismo mediático que se escucha a diario incluso en escenarios más alejados de estas disciplinas, y muchas veces no deja de ser más que eso, ruido mediático que utiliza palabras clave para armarse de cierto discurso, finalmente vacío.

 

Es decir, no es suficiente con que la ciencia nos permita saber que el Metano (CH4) un gas proveniente de la descomposición de nuestros desechos, las vacas y la agricultura tiene más fuerza radiativa que el mismo Dióxido de carbono (CO2). Tampoco será suficiente que los biólogos adviertan que un 40% de las especies de tortugas en Colombia están amenazadas de extinción; y mucho menos nos va a importar que nos quede sólo un 3% de los glaciares en el país, pues si estos datos no se apropian desde los sectores privados; o el gobierno no puede garantizar que las políticas públicas, decretos y regulaciones se cumplan, esas condiciones seguirán existiendo y las comunidades seguirán vulneradas en su derecho a un ambiente sano.

 

Los recursos naturales son muy valiosos, tan valiosos que son lo último con valor que queda en la crisis económica en la que también estamos. Los minerales raros como el Níquel y el Oro han subido su precio desde la pandemia en un 7% y un 20% respectivamente, mientras que monedas como el Dólar y el Euro han tenido una inflación de un 18% a 20%; sin mencionar el peso colombiano que se ha devaluado más del 30% desde el 2020. Esto conduce a que zonas de reserva como Parques Nacionales de la amazonía entren en el ojo del huracán de la explotación. De estos lugares se obtienen maderas finas, coltán, petróleo, y en últimas al quitar “el monte” se puede poner una vaca o un cultivo de soya como lo que ha pasado con el 18% del amazonas brasilero que se ha perdido en las últimas décadas.

 

De aquí que propuestas como la de ofrecer un modelo de compensación de carbono a nivel nacional a cambio de inversión extranjera pareciera una gran opción para detener la deforestación pero las dos veces que se ha propuesto, en el Ecuador con el Yasuní y en Colombia con el Chiribiquete, la comunidad internacional no ha respondido. En el caso del primero en 2013 la mitad del Yasuní fue sustraído de su condición de reserva y concesionado a la Chevron. En el caso del Chiribiquete según Global Forest Watch en 2022 se deforestaron ilegalmente 4 mil hectáreas para ganadería extensiva. Esto también responde a un aumento en el precio de la exportación de ganado en pie.

 

Entonces la ciencia está hablando de una crisis ecológica en medio de una tormenta económica y política a nivel nacional y mundial, hablamos de proteger ecosistemas en un escenario de migraciones masivas de personas. Por ejemplo, proteger y administrar el Parque Nacional Natural los Katíos, la entrada a una de las selvas más conservadas conocida como el “Tapón del Darién”, significa ser testigo de un éxodo de 2500 personas diarias incluyendo familias enteras de diversos países. Los profesionales en Ecología estamos intentando enseñar a las comunidades sobre la importancia del reciclaje de botellas PET y la separación del cartón, cuando estas se encuentran inmersas en conflictos armados, narcotráfico y negocios ilegales.

 

Los retos ecológicos que tenemos en frente en las próximas décadas son retos de Ecología Política, donde se reconoce que las condiciones económicas, sociales y políticas de los territorios nos han llevado a las consecuencias de degradación que encontramos actualmente. Acuerdos como el de Escazú son fundamentales para que se pueda avanzar en materia de justicia ambiental especialmente en Latinoamérica, países ricos en recursos naturales y víctimas de una cadena de valor deteriorada y corrupta.

 

En el marco de día internacional de la Ecología, valdría la pena proponer que la violencia no sea el camino evolutivo de nuestro progreso y desarrollo, pues en Colombia y en el mundo no existirá la sostenibilidad sin que encontremos paz no sólo entre nosotros mismos, sino también con nuestro entorno.

 

 

Comentarios: 2
  • #2

    Jose Luis Matallana (domingo, 12 noviembre 2023 09:31)

    Excelente reflexión!!

  • #1

    Nelly (jueves, 09 noviembre 2023 11:59)

    Inspirador, gracias!

 

 

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