"Del barrio para el mundo en acción"
Proyecto ganador de la beca "Comunicación Comunitaria 2023" de SCRD
El sabor del campo en la ciudad. Especies mestizas
Por María Alejandra Villalobos Agudelo
Enero, 2024
En un día medio soleado de la bella ciudad de Bogotá, Colombia, se encuentra una mujer llamada María quien está frente a mi vista. Ella, una mujer mayor de cabello canoso y una sonrisa amable que ilumina su rostro arrugado, una persona que ha llevado consigo el invaluable tesoro de la comida cundiboyacense desde los rincones rurales de Colombia hasta la capital del país.
Hace décadas la señora María vivía en una pequeña finca en las montañas de Boyacá, donde cada día se despertaba muy temprano, para trabajar la tierra y cuidar de sus animales; la vida en el campo le enseñó no solo a apreciar la naturaleza, sino también a dominar las artes culinarias que son tan emblemáticas de la región cundiboyacense.
Sin embargo, un giro inesperado del destino la llevó a abandonar su hogar rural y mudarse a la bulliciosa y fría Bogotá, la razón detrás de esta mudanza fue su deseo de estar cerca de su única hija, quien había conseguido un trabajo en la ciudad. Al llegar a Bogotá la señora María ha encontrado una ciudad en medio del caos urbano, pero llevando consigo una maleta llena de recetas tradicionales y su conocimiento en la preparación de platos típicos como el ajiaco, el cocido boyacense, la mazamorra, y por supuesto las famosas arepas boyacenses.
Aquella llegada no pasó desapercibida, ya que vecinos y/o amigos de su hija pronto descubrieron el don culinario de la señora María; la noticia sobre sus deliciosas comidas se propagó rápidamente, y no pasó mucho tiempo antes de que personas de diferentes rincones de la ciudad comenzaran a tocar su puerta, solicitando sus servicios como cocinera tradicional.
La señora María no solo cocinaba con maestría, sino que también compartía historias y tradiciones detrás de cada plato, cada comida que preparaba era un vínculo con su tierra natal, una puerta abierta a la cultura cundiboyacense que tantos bogotanos desconocía y no habían tenido el placer de gustar.
Una de las personas que más apreciaba el talento culinario de la señora María era un colombiano que trabajaba en Canadá y viajaba a Bogotá con regularidad, a pesar de la distancia nunca se olvidaba de llamar a la señora María, para asegurarse de que su visita a Colombia estuviera acompañada de la auténtica comida cundiboyacense. La sazón de ella es una conexión con sus raíces y un consuelo que le recuerda su tierra natal.
La cocina de la señora María se convirtió en un punto de encuentro para personas de diferentes edades y orígenes; aquellos que alguna vez se sintieron lejos de sus raíces encontraron en sus platos una forma de sentirse más cerca de casa. No solo alimentaba los cuerpos de quienes la rodeaban, sino que también nutría sus almas con el calor y la hospitalidad de su cocina.
A medida que el tiempo pasaba la señora María se convirtió en un símbolo de la riqueza cultural de Colombia, un recordatorio de que la tradición y el sabor del campo se pueden encontrar en un hogar de la ciudad. Su historia es un testimonio de cómo una mujer mayor a través de su pasión por la cocina, puede enriquecer la vida de quienes la rodean y mantener viva una parte esencial de la identidad de su país, incluso en lugares lejanos como Canadá.
Ve tan grande la importancia de la agricultura tradicional, se esfuerza por aprender de las hoy llamadas huertas urbanas, dice explícitamente estar orgullosa de ser huertera; en estos proyectos se denota la labor del agricultor que ha trascendido de lo rural a lo urbano, ya que se está empoderando como un estilo de vida en las ciudades, en los cuales participan desde los más pequeños hasta los más adultos en procesos de siembra, cuidado y conservación de la naturaleza.
Hoy la señora María sigue cocinando con la misma pasión y amor que la caracterizaron desde siempre, sus recetas son un legado que trascenderá generaciones a generaciones, recordándonos que la comida no solo es sustento, sino también un puente que conecta los corazones y las culturas sin importar la distancia; aquellas recetas que se buscan hoy en día en la tecnología, ella lo tiene en su memoria desde que sus ancestros se lo enseñaron, es ahora ella la persona quien día a día comparte sus conocimientos con nuevas generaciones.
La señora María nos deja grandes reflexiones, nos dice que de todas estas prácticas es donde el conocimiento fluye, para que las personas se enteren, lo atesoren y lo divulguen. nos manifiesta también que se ha olvidado enseñarles a nuestros jóvenes el alimento tradicional y su importancia, el reeducarnos nuevamente, inventarnos, reaprender, desaprender para poder aprender, porque realmente somos ignorantes en muchos temas; ella se arrepiente de no haber aprendido todas las practicas ancestrales, preparaciones tradicionales y demás conocimientos que su madre le daba pero ella no quiso aprender; por ultimo nos expresa que aquello que se ha aprendido no lo dejemos en el olvido y saquemos a flote todas nuestras hermosas tradiciones y culturas.
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Inicio:
www.lavozdemibarrio7.com (sábado, 14 octubre 2023 14:51)
Que bonita historia llena tradición y sabores que enamoran y que pueden exhortar a otras personas.
Gracias ��