Eugenia Sánchez Nieto
Diciembre, 2018
(Bogotá, Colombia) Poeta, título de Filosofa de la Universidad Nacional, 1987. Especialista en Administración y Planeación del Desarrollo Regional Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia, 1993. Libros Publicados: Que Venga El tiempo Que Nos Prenda, Ulrika Editores, Bogotá, Colombia, 1985;Con La Venia De Los Heliotropos, Ulrika Editores, Bogotá, Colombia, 1990; Las Puertas De Lo Invisible (Cuaderno), Centro Colombo Americano, Bogotá, Colombia, 1993; Visibles Ademanes (Cuaderno), Colección Viernes de Poesía, Universidad Nacional, Bogotá, Colombia, 2004; Dominios Cruzados, Colección 50 poetas colombianos, Caza de Libros, Ibagué, Colombia, 2010; Visibles Ademanes, colección Un libro Por Centavos, Universidad Externado de Colombia, 2013; Lo Inasible, Editorial Uniediciones, Bogotá 2017. Entre otros reconocimientos: Premio Nacional de Poesía Hormiga Editores, Bogotá, Colombia 1984; Segundo Lugar en el Concurso Nacional de Poesía Luis Carlos López, Cartagena, Colombia, 1989; Beca de creación en la modalidad de poesía, Colcultura, Bogotá, Colombia, 1995. Lleva un blog dedicado a la poesía y al cuento colombiano.
DOMINIO DE MAR
Allí en la plaza inmensa de color ocre
sobre el agua
se daban cita personajes estrafalarios
ciudad recorrida por canales, agua quieta
escaleras infinitas que conducen a tesoros
siempre descubiertos
diversidad de lenguas, gustos, trajes
ciudad milenaria, guardada para todos
zaguanes, plazas, laberintos
el tiempo detenido
cristales, botellas de colores y figuras inusitadas
la humanidad en su más bella expresión
la fascinación de la novedad, la observación, la sonrisa
capillas, cúpulas, góndolas revestidas de misterio
donde cualquiera se despoja de sus corazas más indestructibles
ciudad revisitada con su idioma cantarín
guardo una pequeña máscara que me acompaña desde entonces
y me recuerda ese lugar de la tierra indescriptible, asombroso y cierto
allí a la espera de todo y de nada.
MÚSICA
Buscábamos la música en la noche
cuerpos meciéndose al son
sombras desde sus asientos esperaban su turno
el baile llegaba como expresión de alegría
la melodía se alejaba por instantes
los cuerpos permanecían en el centro
algunas sombras fastidiadas se hundían en la tierra
el son rescataba las sombras
estas se abalanzaban sobre los cuerpos
bailaban hasta el canto de los pájaros
el silencio despedía a la sombra y su cuerpo.
"para Gustavo Bustamante"
MIMETIZADOS
1-
Cuerpos entregados mimetizados
uno tras otro todos los espacios son copados
frenesí, despojamiento, brazos al aire, la voz ronca sacude
voces, guitarras, baterías, el cuerpo tiembla
la noche maravillada, brazos, sudores, rostros, todos en uno
la multitud, rosas rojas, blancas, azules
momento fugaz, estremecimiento, miradas encontradas
bocas desde un solo grito.
2-
La gente sumergida, abismada
escucha el violín de la muchacha de azul
en medio del jardín, los árboles asombrados
la música entra lenta, sin resistencia mece, invade
con el dorso tatuado lanza su oración
las notas abrazan la multitud.
FALSA FRONTERA
Visité por milésima vez
un edificio en ruinas
en el que habite en los años sesenta
recorría unas escaleras oscuras
que siempre me infundieron miedo
hombres ocultos en las tinieblas
observaban pasivamente
increíble haber sobrevivido
a ese edificio siniestro.
Viajaba sola atisbando
en medio de ladrillos mohosos
una vida ajena y extraña:
transeúntes sonrientes visitados por la lluvia
una canción olvidada
una niña con ojos vendados
mirada fijamente por un hombre corpulento
el edificio en ruinas había sido derrumbado
la memoria se perdía en una visión verde
de un parque habitado por malandros.
ROSTRO O MÁSCARA
Rostros diversos se posesionan de la que fui
hojas verdes, hojas secas resbalan bajo los pies
una bella de traje amarillo sale del bosque
el agua transparente incita un ahogamiento
aves de diversos colores festejan el verano
máscaras diversas se posesionan de rostros expectantes
ríe, ríe, muestra los dientes
saltimbanquis frente a rostros serios y temerosos.
Viajo sobre el soleado parque
¿Rostro o máscara?
ambas partes indestructibles de la que lenta se aleja.
NIEBLA Y SUEÑO
El porvenir partirá en un tren blanco
las huellas de unas pisadas desaparecen
el miedo tiembla
la vida como vasija fracturada.
Aún joven perdió la memoria
se extingue lentamente
no reconoce a nadie
alojada en casa de ancianos.
Un amor incierto la lleva a la niebla
desprendida de todos, olvidada de si
transita por un corredor silencioso
el tiempo de la risa se malogró
un órgano suena en la mañana
niebla y sueño la que fue no volverá.
SIN ROSTRO
El rostro que perdimos nos indaga
a través de la noche
formas invisibles se acomodan, viajan, tropiezan
rastrean su imagen
alguien la encuentra y sale de la sombra
en el día se interroga y reclama un lugar
los espacios están copados
su rostro lo busca en el sueño.
El rostro que perdimos
nos busca en miles de rasgos
facciones diluidas, quemadas
la bella perpleja
una máscara para resistir el mundo
cuerpo abrasado
en el espejo una imagen que no le pertenece
una apariencia repugnante
grito hasta el fondo
nadie reacciona
nadie nos despierta de este mal sueño
de la entraña de la noche
el rostro calcinado nos estremece.
VIOLÍN
La gente sumergida, abismada
escucha el violín de la muchacha de azul
en medio del jardín, los árboles asombrados
la música entra lenta, sin resistencia mece, invade
con el dorso tatuado lanza su oración
las notas abrazan la multitud
sus acordes nos transportan a lugares jamás vistos
tienden puentes al ensueño:
un violín mientras ellos se reconocen
el reloj suspendido no marca el tiempo
la inmensidad quieta
por hilos invisibles viajo a regiones desconocidas
bailarines azules vuelan sobre el salón
múltiples candelabros se encienden con tu sonido
pájaros atentos a tu melodía elocuente
apasionados recurrentes escuchan a Paganini
la novia de blanco perpleja ante tanta belleza
de un árbol rosado se esculpe tu forma
nada será igual
el sonido de un violín apacigua la noche.
ANTORCHAS
En silencio profundo
la multitud persistía bajo el sol y la lluvia
sombrillas de múltiples colores
rostros brillantes, cabellos húmedos,
miradas concentradas
lenguas diversas subían los escalones,
trepaban y abrazaban los cuerpos
el miedo había sido desalojado
la belleza de la noche se abalanzaba sobre la tarde
el susurro, el grito, el aplauso
todo tenía su lugar
ojos negros, verdes, azules, pieles sobrepuestas
cabellos húmedos al aire
la risa y su silbo misterioso.
Caía la noche con sus antorchas
resultaba extraño y maravilloso
aquella comunión de cuerpos y manos
a la sombra del habla
el miedo había sido desalojado
el asombro de la expresión
palabra tocada, besada, atrapada
el poema se rendía ante la belleza
concentrada de la multitud.
ACROBÁTICA Y PASAJERA
Viaja incansable sobre las ciudades, las montañas, los llanos
llega sin avisar
se posa sobre la copa de los árboles y canta una extraña canción
el viento lleva este murmullo, a veces puede ser insostenible otras embriagador
llega inesperada
las nubes se deshacen al verla pasar
tormentas arrecian pueblos, caminos, barrancos y ciudades
La noche le teme para ella es su elemento
algunos excitados la desean locamente
hacen extraños movimientos hasta encontrarla
ella se pasea serena nada la detiene
la celebran, le temen, es la única que nunca pierde
escondida bajo la cama, detrás de un árbol, a la sombra del frio
en el fondo del mar, en la cima de una montaña, bajo la tierra
sin miedo con lujuria, desbordada siempre llega
las palmeras la festejan, las flores se deleitan, el licor se derrama al verla pasar
es ambigua pero puntual
acrobática y pasajera, alegre y locuaz
Ella duerme plácidamente pero no la dejan
la buscan la estiran hasta templarla
penetra la montaña hasta llegar a su centro
cae como luz oblicua
desproporcionada, ambigua, amante insaciable de hombres perfectos y mujeres locuaces
mil rostros la acompañan, escindida, desdeñada va por el mundo.
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