Julio, agosto 2019
Gracia Nancy Martínez Rojas
Docente, bailarina, gestora cultural y poeta.
Ha dedicado su vida a las artes, especialmente a la poesía y a la danza folclórica y tradicional colombiana.
La declamación se convirtió en una forma de vida y enseñanza de la literatura clásica con puesta en escena, en donde el poeta vive en carne propia, las situaciones reales de la cotidianidad, valiéndose de un espacio teatral, haciendo uso de las diferentes tonalidades de la voz y del cuerpo en escena.
Ha promocionado durante años la declamación, ya que es un arte que tiende a desaparecer y el cual se ha convertido para ella en una herramienta pedagógica que permite la difusión de nuestra cultura de generación en generación.
Ha representado internacionalmente a Colombia en Italia, Estados Unidos y México en eventos literarios y culturales; asimismo, ha ganado en varias ocasiones el primer puesto como declamadora y escritora en concursos de declamación.
Sus poemas declamados se encuentran grabados en los cd: “Inquietudes al viento” (2004) y “Reflexiones” (2008), y algunos de sus escritos, aparecen publicados en diferentes antologías cundinamarquesas.
Durante diez años consecutivos, dirigió el programa radial: “Tertulia poética”, el cual contó con la participación de autores nacionales e internacionales.
Actualmente, vive en Villa de Leyva, en donde tiene su grupo de danzas llamado: “Canemo”, dedicado a la investigación y puesta en escena de las danzas tradicionales colombianas; al tiempo que, es docente de literatura de la Alcaldía Municipal de Villa de Leyva.
José María, Labrador
José María, el campesino
sembrador de campo abierto.
Tus manos encallecidas
hoy nos dan el alimento.
Por ti brota de la tierra
de su más profunda entraña:
Nuestro café colombiano
y lo dulce de la caña,
nuestros bellos arrozales,
los más dorados trigales,
las frutas más variadas
y la flor más delicada.
José María, el labrador,
cuida y riega su parcela
y los surcos de su frente
los va regando el sudor.
En lo alto de una loma,
José María el campesino
tiene su rancho de adobe,
su pequeño, su mujer
y su perro fiel amigo
cumplidor de su deber.
José María, el labrador,
es el dueño del cielo entero
desde el murmullo del viento
y del canto del jilguero.
José María, labrador,
su cielo azul ha cambiado
por la ciudad impetuosa
con aire contaminado.
José María, labrador
trabajo no va a encontrar
y para no morirse de hambre
le han enseñado a robar.
Mi honrado José María
¡Mira cómo has terminado!
Tu mujer vendiendo su honra,
tu pequeño abandonado,
tu perro se ha muerto de hambre
y tú, a veinte años condenado.
José María, labrador
¡Mira! ¡Mira cómo has terminado!
(1970)
Sueños espantosos
La noche tiende su manto de tul negro,
Y en una esquina tirado cual un perro
Un niño pálido y hambriento
Está durmiendo en el frío pavimento.
Sueña que duerme en un colchón mullido
Y que sedas, algodones y encajes son su abrigo
Y aunque siente su estómago vacío;
Sueña que muchos manjares a comido.
De repente un hombre sin clemencia
Que de lejos con asco le miraba
De un puntapié desvaneció aquel sueño.
Y el pequeño con ojos temerosos
Pudo ver la realidad de un mundo
Donde se viven sueños espantosos.
(1980)
La montaña
La montaña dolida, mutilada y sangrante
mira triste y herida a la inmensa ciudad
y parece que al fondo de su entraña dolida
nos gritara la tierra: ¡No me taladren más!
Mira hermano:
¡Qué pena!
Lo que ayer fue verdor
hoy es gran cicatriz.
Laceraron su cuerpo
y talaron sus bosques
dejaron al aire
su fecunda matriz.
Mira hermano:
Aún se puede, rescatar a la montaña
de la mano del hombre, que la quiere matar.
Escuchemos su grito
desgarrado y sentido
que dice en silencio:
No me taladren más.
(2001)
Indio
Los despojaron de su lengua
y sus costumbres.
Mancillaron la cultura de su raza.
le cambiaron su bohío por un
rancho, de lata.
Su sementera y su cielo ancho
por un suelo baldío.
Les quitaron lo poco que tenían
su dignidad, su orgullo,
su honor, su valentía.
¡Ser Indio!
¡Cuánto valor!
Cuando la palabra de verdad valía
donde el trabajar
la tierra era alegría,
la honradez y el respeto
eran el pan de cada día.
A la madre tierra
y al río que corría
a la naturaleza
sin demora permiso le pedían
para no profanar su libertad.
Pero un día…
haciendo caso omiso
entró la humanidad civilizada,
prostituyó su heredad
dejó trazada una calle encementada
y en nombre de la modernidad
despojó el pasado, el presente,
y el mañana,
de todo nuestro ancestro.
Sin darnos cuenta que, con esto,
perdimos, nuestra propia identidad.
Pero hoy aún, algo grita con dolor
En nuestro pecho airado:
¡Soy indio colombiano a mucho honor!
(2018)
Mulata libre
Soy orgullo de mi raza
que en la sangre llevo hoy,
Perpetuada en una casta
que enarbolo con honor.
En mi piel color canela
que es tostada bajo el sol
hay mezcla de mar y arena
mulata, si, mulata soy.
Y bajo esta piel morena
que me ha regalado Dios
al vaivén de mi cadera
danzo al ritmo de un tambor,
y a cada golpe que suena
yo siento en mi corazón
que se rompen las cadenas
de un ayer que esclavizó
por años a mis ancestros
con yugo de humillación.
Soy orgullo de mi raza
¡Mulata libre, yo soy!
(2018)
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