"Del barrio para el mundo en acción"
Proyecto ganador de la beca "Comunicación Comunitaria 2023" de SCRD
Huerta Obafinsuka, del barrio para el mundo:
Una experiencia comunitaria de esperanza, de cuidado del medio ambiente y de tejido social en el Tintal, localidad de Kennedy, Bogotá.
Por Julio Enrique Cortés Monroy
Enero, 2024
La localidad de Kennedy está ubicada al sur occidente de Bogotá, tiene más de un millón de habitantes y son múltiples y complejas las problemáticas que afrontan sus residentes y visitantes. Los principales males de esta localidad 8 de Kennedy, también conocida como Techotiva -nombre ancestral- tienen que ver con la inseguridad y la delincuencia, el caos vehicular, problemas de movilidad, contaminación auditiva y del aire, hacinamiento y en general con una serie de factores que influyen en detrimento de la convivencia y el bienestar de la gente.
Sin embargo, quisimos indagar y profundizar un poco más acerca de la problemática ambiental y conocer las dinámicas sociales del territorio. Recorriendo las calles del Tintal nos encontramos con un gran impacto ambiental ocasionado especialmente por la desbordada actividad urbanística de la construcción inmobiliaria, así como por la infraestructura vial. Avenidas como la Ciudad de Cali, la Guayacanes, la ALO, las Américas, la puesta en marcha del deprimido del Tintal, y decenas de conjuntos residenciales recientemente construidos y muchos otros en obra, han causado una alteración conflictiva del paisaje y de las relaciones sociales del territorio.
Es importante saber que estos terrenos han sido históricamente zonas de humedales, por lo tanto, la depredación ambiental por el deterioro de ecosistemas y fuentes de vida resulta verdaderamente trágico para la localidad y para la ciudad. Miles de edificaciones se siguen construyendo y el apetito de las constructoras ha prevalecido por encima de la defensa de los humedales, bosques y de la diversidad de flora y fauna. Los ríos y fuentes hídricas siguen siendo envenenados, incluso bajo la complicidad de dirigentes políticos, que incluso dicen enarbolar las banderas del Verde y del Cuidado, pero que finalmente gobiernan en favor de los grandes negocios e intereses particulares, como con las concesiones al Transmilenio.
Pero pese a dichas adversidades y contradicciones también están las luchas de mujeres y hombres y de las juventudes que se han organizado para sembrar semillas de esperanza y cambio. Comunidades que se fueron gestando a partir del encuentro para brindar alternativas de vida y resistir ante la muerte y el hambre que se ha fomentado ante la exclusión social y el sistema imperante que ha ido agravando la calidad de vida de los ciudadanos. Por eso queremos visibilizar experiencias de procesos comunitarios como el que encontramos en la Huerta Obafinsuka, en la parte occidental del Tintal, al lado de la sede de la Universidad Pública de Kennedy UPK, pues aquí se construye una nueva manera de pensar y relacionarse con la naturaleza y el entorno.
Este proceso comunitario surgió en tiempos de la pandemia y del estallido social. Algunos jóvenes decidieron salir de sus casas para reunirse y crear una huerta en donde cultivar sus alimentos y de esta forma poder darle solución a la grave situación económica y de hambre que se incrementó con el encerramiento obligado durante la pandemia del Covid 19, hace unos tres años. Poco a poco se fueron uniendo las manos de la comunidad y en ese intercambio de saberes se empezaron a sembrar alimentos al tiempo que se iba debatiendo acerca de las urgentes necesidades y problemáticas por afrontar y resolver. De esta manera se fue gestando un ejercicio de reflexión, de discusión y debate y poco a poco dicha participación fue empoderando a la comunidad y terminó siendo esto también un importante ejercicio de apropiación del espacio público y de formación ciudadana.
Desde la Huerta Obafinsuka se tejen nuevas esperanzas, porque ha sido desde ese diálogo y el encuentro que se han ido creando lazos de solidaridad y trabajo mancomunado de colectivos y parches, lo cual en últimas se traduce en un logro de emancipación social y también en una alternativa de resistencia, ante una sociedad sumida en mitos equivocados del desarrollo y del bienestar, en donde el ruido y el cemento han querido imponerse por encima de las aves, las aguas de los humedales y ríos, y ante todo, por encima de la naturaleza y la vida sin lo cual no puede haber ningún futuro. Dicen los gestores de la Huerta Obafinsuka que por supuesto no ha sido fácil sostener el proceso, que se intenta desde el aporte voluntario de cada persona sembrar una semilla de esperanza, que si bien es cierto que lograr un trabajo organizado y sostenible es complejo, si es posible entablar un tipo de relaciones mas horizontales y respetuosas en donde se propicien relaciones de solidaridad y fraternidad y se estimule una reconciliación con el medio ambiente y la naturaleza y entre los seres humanos que habitamos en el territorio.
Por último, nos queda agradecer a Leidy, a Abel y a Elizabeth por sus testimonios de su experiencia en este proceso comunitario de la Huerta. Es de resaltar su compromiso, su tiempo y su empeño al servicio de la comunidad del Tintal.
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