Sobre Esperas Infinitas
Por Juan Carlos Carvajal Sandoval
Abril, 2024
Reconozco que siempre he buscado el camino más corto, fácil, pero últimamente, mi preferido es el más poético. En estos momentos, en que escribo estas palabras, espero por la firma de Irene Vallejo sobre mi edición de su libro El infinito en un junco. Desde hace un buen tiempo las sigo en sus redes y ha sido un gran placer acompañar su rastro, escuchar su dulce voz de ratona de biblioteca, y apreciar su sonrisa que viaja por hermosos lugares del mundo.
Aguardo esta firma, viendo pasar frente a mí un auditorio repleto de cientos de personas. Podría haber intentado colarme, inventar alguna treta, pero decidí esperar mi turno, con suave parsimonia y tranquila quietud, mientras le escribí una carta y aprecié su figura en la distancia firmando cada uno de los libros de sus seguidores. Consideré, de nuevo, que esto es lo más poético, y por ende, lo mejor para mi espíritu. Preciso menos velocidad y más quietud.
Así, me uno a la celebración de quienes buscan también la anhelada firma, la fotografía que atestigüe la conquista y cuya recompensa es una destellante sonrisa de felicidad. Muchos dicen: “Seguro ni siquiera habrán leído su libro”, que todo es un espectáculo comercial, pero puedo leer que la felicidad de Irene es genuina, es el destino de quien disparó tantas veces al cielo y uno de sus libros se quebró en miles de destellos luminosos para convertirse en estrella. Su felicidad es ahora también la mía, y me gusta este camino, este “Galumphing” (energía de juego, definida por Lewis Carrol en su Alicia), que me llevó a tomar este camino largo hoy, a sabiendas que, en últimas, no hay mejor lugar en el que quiera estar.
Camilia (sábado, 27 abril 2024 05:37)
Fugacidad infinita, contenida en el junco púrpura de tu tinta.