"La coherencia es que uno tiene que vivir la poesía"

Entrevista a Jairo Guerra

Por Andrés Borrero Parra

Subliteratura

noviembre, 2019

Su escritura es ritual, mística, primigenia y amorosa, es un grito profundo de la raíz colombiana y de la memoria latinoamericana. Charlamos con Jairo Guerra, dramaturgo, investigador, químico y actor. Gran parte de su trabajo se ha desarrollado junto a las comunidades indígenas, de esta forma la cosmovisión de ellos se fue convirtiendo en propia. Con su hacer artístico a través de los años ha construido búsquedas personales y colectivas: liberar el espíritu y generar en Bogotá un encuentro entre la poesía y la música, creando un movimiento artístico y cultural.

SubLiteratura: ¿Cómo era el hogar de Jairo en la infancia, Cuál era su relación con los libros?

Jairo Guerra: Yo pertenezco a la Colombia desplazada, mi abuela viene del campo de San Juán de Río Seco, le correspondió la violencia bipartidista la del trapo rojo y la del trapo azul y fue desplazada, sus tierras fueron trasladadas a los que ejercían el poder de las armas en esa época. A mi abuela le tocó venirse a vender chirrinchi con toda la familia a ver como se sostenían, como le ha pasado a buena parte de toda la población campesina en Colombia.

No tenía una familia lectora, pero sí tenía una abuela muy conversadora que a  pesar de no haber disfrutado la educación porque en su generación era prohibida la educación para la mujer, con rebeldía ella estudiaba y se enteraba de las cosas. Recuerdo que en las noches nos sentábamos frente a la mesa del comedor y ahí eran dos horas donde debatíamos porque era una católica muy convencida y yo estaba mirando para otro lado: la música y la política. 

Ella siempre me mostraba el mapa de Colombia, la cantidad de territorios que a la época había perdido. Era rebelde y muy resentida por toda esa cantidad de territorios que se venían perdiendo, que se venían despilfarrando y obviamente con todo el dolor de su tierra perdida por efectos de la violencia.

Lo otro que me llevó a Bogotá fue que toda mi educación hasta muy tarde fue en internados de monjas, curas, militares y la lectura era el espacio más propicio para no sentirse tan solo, la biblioteca era la amiga de uno.

SubLiteratura: Ese primer acercamiento a la palabra se da a través de la oralidad y ¿en el arte cuál es su primer amor?

J G: El teatro. Ingresé a la escuela distrital de teatro muy joven, tenía nueve o diez años, ahí estudiaban personajes como Álvaro Ruíz, Consuelo Luzardo. Estaban ahí en los sótanos de la Jiménez.

Mi mamá pagaba 80 pesos el semestre y le resultaba caro, logró engancharme con el grupo de teatro del Sena de Chapinero, allá me inicié, duré unos diez años y después ingresé al grupo de la Universidad Nacional. El teatro ha sido la base de todos mis procesos creativos.

SubLiteratura: ¿Y la poesía en qué momento llega?

J G: En el mismo grupo de la Nacional, porque nosotros nos llamábamos grupo de teatro, música y poesía. Hacíamos unos ensamblajes escénicos en esa época, alcanzaron a interactuar los grupos Nueva Cultura, Chicha y Guarapo, estaba cercano la libélula dorada; unos artistas, pintores como Alexis Forero, Diego Arango.

En nuestras obras había teatro, música, poesía, pintura, títeres, marionetas, danzas, eran unos ensamblajes impresionantes que hacíamos y en esa época era teatro de pancarta, la necesidad del momento.

 

SubLiteratura: Tal vez lo que falta ahora, esos ensambles, de repente ahora cada arte está más individualizado

J G: Sí, realmente las artes se han aislado mucho del contexto social y de los acontecimientos políticos que emergen todos los días. Ver las producciones que se hicieron en esa época con las que incluso nos estigmatizaban diciendo que era “terrorismo de pancarta”, pero logramos unas obras en unión con muchos artistas de la época de las dictaduras del cono sur, artistas de Argentina, Chile, Uruguay.

Prestábamos apoyo a través de las obras para denunciar todas las desapariciones y torturas de las dictaduras, también las de acá porque en la época del Estatuto de seguridad había muchas torturas y desapariciones también. Uno entraba a las cárceles investigaba y eso se convertía en unos documentos artísticos de denuncia.

SubLiteratura: Cómo era el Jairo universitario, usted entró a estudiar Química en la Universidad Nacional y también era artista, una mezcla curiosa.

J G: La química es muy cercana al teatro a través de la alquimia, uno hace unas elucubraciones internas y se mete por el lado que uno quiere, por ejemplo yo hice parte de mi tesis con Manuel Elkin Patarrollo en el instituto de inmunopatología. En la parte de investigación, ese libro que yo publico de la escuela investigativa, es un modelo investigativo para salir del atraso científico y tecnológico de nuestra educación, que solo se basan en la repetición de la repetidera y persiste porque al régimen actual y a los países desarrollados no les interesa que estos países aborden la construcción científica y tecnológica desde la base, solamente somos consumidores de conocimiento y reproductores de tecnología.

 

SubLiteratura: Hablando de poesía que es otra de las artes que lo marcan ¿cómo la construye?

J G: Muchos de mis poemas están influenciados por todos los años que trabajé con las comunidades ancestrales de Colombia en los procesos de recuperación cultural, lingüística, esas vivencias sobre todo en la selva de la Amazonía fueron el detonante para mi libro Paradojas del Retorno, donde mezclo esas vivencias con los taitas, los chamanes, los macunainas y eso lo sincretizo con mi abuela y me genera una cantidad de visualizaciones.

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