La isla feliz
Por Jessika Díaz Herrera
diciembre, 2019
Explorar no solo se logra en sitios recónditos. Los sitios más paradisiacos muchas veces se entienden como lugares exclusivos para relajarse y desconectarse de la rutina, pero en este caso Aruba es un lugar que tiene la capacidad de conciliar de manera bien equilibrada sus cualidades paradisiacas y sus sitios de aventura y exploración. Habitada desde hace más de dos mil años por pueblos arahuacos, ha sido históricamente una isla llena de regalos proporcionados por el mar y su vegetación desértica, en donde aún quedan vestigios de los ritos indígenas y algunos descendientes originarios.
Pero no todas las actividades son acuáticas, los orígenes volcánicos de la isla dieron como resultado la formación de cuevas que sirvieron de morada para los indígenas y donde aún se pueden apreciar parte de pinturas rupestres; todos los turistas pueden entrar a este complejo de cuevas en donde cada una esconde su misterio. Expertos en el tema pueden avanzar a mayores profundidades y practicar espeleología.
Además de esto Aruba ofrece una exposición cultural para familiarizar a los turistas con su lengua: papiamento, sus tradiciones históricas, bailes típicos y festividades; todo esto reunido en las noches de bienvenida que ofrece el Museo Histórico del Fuerte Zoutman, mejor conocido como festival Bon Bini, que se presenta todos los martes de 6:30pm a 8:30 p.m. donde bailarines nativos muestran todos sus dotes artísticos e invitan a los turistas a participar tanto de los bailes como de las tradiciones que se resumen durante la noche.
Esta pequeña y paradisiaca isla lo invita no solo a relajarse y a conectarse con la naturaleza, sino a explorar y conocer los sitios y las personas que allí habitan. Si se aventura, si tiene la oportunidad, podrá notar cómo se apoderará ese sentimiento de querer regresar a repetir esa conexión en la isla feliz.
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