Entre todas las resistencias, nuestra palabra 

Notas para seguir leyendo y construyendo una mirada literaria de Colombia a través de la literatura hecha por mujeres

Por Vanessa Torres Mayorga

Diciembre, 2022

 

 

Una mujer sale de la noche

entre sus manos arde el mundo 

gravitan las estrellas del mar 

 

 

   La literatura escrita por mujeres en Colombia tiene en su inventario innumerables voces que le han hablado al país, a una sociedad que pocas veces ha reconocido y valorado su voz y que la ha marginado desde un canon masculino- patriarcal condenando la escritura de las mujeres durante más de una centuria a una lectura banal y de simple testimonio, y en el cual lo que el canon llamaba “intimismo” no solo relegaba la obra a un lugar secundario, sino que en su mismo universo de representación inferior le otorgó ese lugar a la literatura que denomino “lo femenino”, una literatura que leía y representaba un universo saturado de la imagen irracional e instintiva de las mujeres, incapaces de  pensar críticamente la realidad y mucho menos entrar en los privilegios de los universos creativos para dar cuenta de propuestas literarias de manera contundente.

 

   Desde la narrativa, el ensayo y la poesía, un recorrido por nuestro haber literario aparece también como una pesquisa que cada una de nosotras tuviera que hacer para reestablecer nuestros imaginarios, para encontrarnos, leernos, documentarnos, y más aún para albergar el trabajo tan marginado como es el de las mujeres de las comunidades afrocolombianas y de las diferentes naciones y comunidades indígenas, una Colombia invisibilizada sistemáticamente.

 

   Aunque han existido escritoras colombianas que se han hecho indispensables en cualquier programa académico, su lugar de representación en la cultura popular, en los textos educativos y en las actividades de promoción literaria no ha sido y aún no son parte fundamental de la misma, a pesar del enorme esfuerzo por parte de muchas que han trabajado para cambiar el canon no es proporcional a la de los escritores hombres.

 

   Ejemplos tristemente recientes de esto se han vivido con sucesos tan lamentables como el de  la Feria del libro de Barranquilla en el 2018 en la presentación sobre el legado y  la obra de la escritora Marvel Moreno donde el exmarido de la escritora, el conocido escritor y crítico literario Plinio Apuleyo se dedicó a modo de entrevista, a repasar los chismes y las intimidades de la escritora durante su vida, como si de su obra no hubiese nada que decir, como si la obra de Marvel Moreno, objetivo real del panel fuera algo secundario. A este suceso han respondido contundentemente escritoras y críticas literarias y es lo que nos permite hoy mencionarlo en estas notas, pero aun así la publicación de su novela póstuma “El tiempo de las Amazonas” así como otros sucesos abiertamente machistas en lo que rodea las publicaciones y la vida de Marvel Moreno, una obra tan vital para la literatura colombiana nos obliga irremediablemente a mencionarla, buscarla, leerla, reseñarla y por sobretodo darle el valor que merece.

 

   Otro suceso ampliamente cuestionado -pero no único- que puso en evidencia esa brecha que aún no se cierra  entre la visibilidad del trabajo de mujeres y hombres dentro de la literatura colombiana, fue el que sucedió en el 2017 donde el manifiesto “Colombia tiene escritoras” por parte 36 escritoras colombianas pusieron de frente la realidad del Ministerio de Cultura al desaparecer de un evento desarrollado en París durante el año Francia-Colombia a poetas y narradoras colombianas, enviando solamente hombres como representación de nuestra literatura. Y menciono estos eventos porque de cierta forma podríamos pensar que en los últimos años esto no sucede, pero se podría hacer una enorme lista de disputas editoriales, festivales y antologías o espacios donde esto ha sido una constante.

 

   Lo más interesante es que paralelo a todo lo que exponemos previamente sobre esos espacios donde aún la puerta está a medio abrirse en lo que se refiere a la inclusión tanto de las mujeres como de otras diversidades de género, las mujeres en este caso editoras, críticas literarias, directoras de festivales han comenzado también a publicar a más mujeres, y en espacios tanto nacionales como internacionales a ganar premios y reconocimiento, como es el caso de la poeta Ángela García ganadora en el 2021 del XXI Premio Casa de América de Poesía en España con su poemario “La palabra Liba”, de la narradora Pilar Quintana quien el mismo 2021 recibió el Premio Alfaguara de Novela con su libro “Los Abismos” o de la narradora Ángela Becerra con el premio XXIV Fernando Lara de Novela del 2019 con el libro “Algún día hoy” esto solo a modo de abrebocas para que podamos ver como con publicaciones y festivales que no se hacen esperar se ha tornado difícil pretender que la escritura hecha por mujeres no existe o no tiene la calidad necesaria, argumento con el cual la lista de Bogotá 39 sobre lo último de la literatura latinoamericana del momento en el 2017 no consiguió incluir a ninguna escritora colombiana.

 

   Para darle una respuesta contundente a toda esta suma de absurdos, el conocernos, leernos y escribir sobre lo que hacemos se hace cada vez más importante, y eso también lo piensan las poetas y gestoras culturales que organizan cada año el Encuentro Internacional de Mujeres Poetas de Cereté donde Lena Reza en un enorme esfuerzo de trabajo cultural y comunitario y a la vez con el apoyo de enormes poetas como Yirama Castaño han logrado por más de 27 años legarnos una tradición de la poesía en voz de mujer, que ha permitido también que poetas colombianas que varias generaciones de poetas colombianas y muchas que han migrado fuera del país nos encontremos, nos leamos y nos apoyemos en este universo que puede resultar tan difícil para muchas. 

 

   Aprovechando el haber mencionado el trabajo de promoción de la literatura junto al trabajo ensayístico y sobretodo poético de Yirama Castaño no podemos dejar de traer a estas notas su último libro “En los labios de la noche” que recoge una vasta cantidad de su obra poética hasta el año 2022 publicado en Barcelona por la editorial Animal Sospechoso que además ha venido siendo hogar de otras poetas colombianas como es el caso también de la poeta traductora y crítica literaria Lauren Mendinueta que reside en Portugal y desde donde trabaja también para dar a conocer el trabajo de las poetas colombianas, aquí mencionamos la reedición última de su libro “Una visita al museo de historia natural” por parte de la misma editorial.   

 

   Dentro de esta exploración de las poetas que se encuentran fuera de Colombia es vital reconocer también el trabajo de la poeta y cineasta Adriana Hoyos que publicó en el 2017 con la editorial Huerga y Fierro su libro “Del otro lado” y que desarrolla un trabajo enorme por la participación y formación de mujeres en el campo cinematográfico en España. El trabajo también vital de la poeta Angye Gaona que hoy vive refugiada política en México, ella y su obra también son testimonio de la sordera gubernamental y la injusticia en el país que la hizo vivir un encarcelamiento durante el 2011 por defender y denunciar la situación de los presos políticos, su libro “Carácter radical” ganó la beca de creación en poesía durante el 2015 y en el 2018 fue nombrada Miembro de Honor del PEN de Quebec- Canadá e invitada de Honor al 34 Festival  Internacional Poesía de Trois-Rivieres. 

 

   Volvemos al país de nuevo y en un recorrido por las voces de la poesía afrocolombiana se hace imposible seguir sin destacar el trabajo de Dinah Orozco que no solo ha publicado una obra contundente en la recuperación de la voz ancestral de la herencia africana de Colombia, su trabajo de investigación poética y lingüística por las raíces de los litorales de Colombia el caribe y áfrica hace imprescindible conocerla y leerla, en su libro “Las semillas del Muntu” ritual y palabra nos acercan a los ancestros de tierras nuestras y yorubas a la vez que la voz recupera la memoria para no olvidar el pasado esclavista y el dolor que representa para todos nuestros pueblos.

 

   La poesía contundente y coherente con una posición social y política puede verse a través de la obra la de la poeta tolimense Mery Yolanda Sánchez con entre otros de sus poemarios “Un día de maíz” publicado en el 2010 y “Rostro de Tierra” publicado en el 2011. De una generación cercana se hace imprescindible la lectura de la poeta Orietta Lozano con una obra enorme marcadamente erótica pero que a la vez recorre otros rasgos de la poética ensayística del país, algunos de sus libros “Albacea de la luz” publicado en el 2015 y “Resplandor del abismo” publicado por la Universidad Externado de Colombia en el 2011 no dan cuenta de su obra.

 

   La Poesía de lo que han llamado las jóvenes poetas de Colombia donde se destaca un trabajo de exploración poética con diferentes matices, algunos que llevan a  integrar la poesía visual y la poesía expandida tanto en producción poética como en investigación como es el caso de la poeta Mónica Lucía Suárez Beltrán con algunos de sus libros “Cinco Movimientos y medio en el espacio” 2017 y “Madeja de Voces” 2019 o de Fátima Vélez que reside actualmente en Nueva York con el libro “Del porno y las babosas” publicado en el 2016 en colaboración con la escritora y artista Powerpaola.

 

   Entre esta misma generación podemos situar a Andrea Cote con “Puerto Calcinado” y “La ruina que nombro” publicado en el 2015, Fadir Delgado con el libro “El Último gesto del Pez” publicado en el 2012, Tania Ganitsky con “Desastre Lento” publicado en 2018, Laura Castillo con su libro “Prolongación de la Lluvia” Premio Nacional de Poesía de la Universidad Metropolitana de Barranquilla y Natalia Jaramillo que con una palabra contundente tanto en la crónica como en la poesía da cuenta de las luchas personales y sociales de las mujeres  por generaciones, entre otros de sus libros destacamos “Toda la sangre que nos queda” publicado en el 2019, esto solo a modo de pequeña acercamiento a las poetas y sus publicaciones entre muchas otras que espero poder no solo leer sino estudiar aún más.

 

   Dentro de la narrativa nombres como el de Amalia Andrade con “Uno siempre cambia al amor de su vida” publicado en el 2015, Paola Gaviria, más conocida como Powerpaola con su novela gráfica “Virus tropical” publicada en el 2009, Gloria Susana Esquivel con “Animales del fin del mundo” publicada en el 2017 para dar solo a penas unas puntadas a la narrativa que de no haberla explorado suficiente espero estas notas les acerquen a conocer tanto a sus libros como a las autoras. 

 

   Para culminar esta pequeña y aún corta revisión del universo literario creado por las mujeres en Colombia, no queda más que decir que hasta el día de hoy, hablar y escribir sobre la producción literaria de las mujeres no es una suerte de lugar común o una repetición sin fundamento y muy por el contrario es también meterse en el terreno de la historia, de la memoria y de la lucha desde donde el trabajo de muchas ha  venido tejiendo, reclamando, haciendo antes que en ningún otro momento que estas redes de sororidad sean fundamentales para darle una nueva lectura a la historia y al presente literario del país.

 

Comentarios: 6
  • #6

    Nora Velez (viernes, 09 diciembre 2022 15:39)

    Gracias por acercarnos a esta producción literaria tan importante

  • #5

    Luisa Luna (viernes, 09 diciembre 2022 13:00)

    Una literatura invisibilizada, por descubrir!

  • #4

    Andrés (viernes, 09 diciembre 2022 11:20)

    Gracias por compartir tan valioso recorrido por la literatura colombiana!

  • #3

    Lina María Pérez Gaviria (viernes, 09 diciembre 2022 11:03)

    Un atinado acercamiento a la literatura de algunas escritoras colombianas.

  • #2

    Natalia Jaramillo (miércoles, 07 diciembre 2022 07:12)

    Gracias, Vanesa. Me gustó mucho tu artículo. Un necesario recorrido por nuestras voces.

  • #1

    Mónica Lucía Suárez (miércoles, 07 diciembre 2022 07:04)

    Muy buen recorrido y una mirada dedicada a la escritura actual. Gracias.