Noviembre - diciembre de 2019
Martha Cecilia Ortiz
Cali (Colombia)
Poeta, politóloga y gestora cultural. Pertenece a distintos colectivos y tertulias de la ciudad, en donde se desarrollan procesos de lectura y escritura de poesía. Algunos de sus poemas han sido publicados en diversas antologías y revistas de Colombia.
En 2014 algunos de sus poemas fueron seleccionados para hacer parte del II tomo de la antología “Poesía colombiana del Siglo XX escrita por mujeres “.
Desde el año 2015 participa activamente como orientadora de talleres de creación poética de la Red de Bibliotecas Públicas de Cali.
Ha sido invitada a leer sus poemas en distintos festivales en Colombia y también en otros países de Latinoamérica.
VIDA
¡Estoy pariéndome!
Encontrando en mí,
a todas las mujeres que alguna vez,
habitaron este cuerpo.
Nueve lunas en gravidez
semillas engendradas
fermentadas en vino agrio,
se comprimen, se expanden.
Mi vientre hinchado
carga un alma antigua,
su luz contra mi espejo estalla.
Estoy pariendo
y no es un hijo el que me desgarra por dentro,
no es un niño anidado en mi útero,
no es a quien meceré para calmar mi llanto.
No, no será un hijo
quien saldrá de este cuerpo contraído.
Seré yo:¡Renacida!
NOCHE PRIMIGENIA
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.
César Vallejo.
La noche en que nací
una tormenta era mi casa.
Los rayosiluminaron el vientre de mi madre.
La luz, se hizo vida.
Esa noche, la primera de mayo
se hizo cántaro de fuego.
Las manos sabias de una partera
me trajeron al mundo.
Ami madre,
un dolor de recién parida, le alegró el alma:
Una bocanada de aire, se hizo canto.
Una niñita con rostro luna y ojos gitanos
bebe de su pecho, prodigio del amor.
En la madrugada,
a la una menos cinco,
un oleaje de mar
inundó la casa.
Las tijeras de modista,
separaron mi cuerpo del suyo:
Fui poesía junto a su regazo.
La noche en que nací
mi madre le puso cerrojo a su templo
útero de cal y cemento.
UN PASO-ANCHO DE RÍO
Dos mundos lejanos se miran de soslayo.
La muerte hace ronda cada jueves.
Un camino de sangre corre río abajo.
El lado izquierdo,
lucha desde su orilla, con uñas y dientes,
los de la otra,
detrás de las vidrieras, se esconden de las balas.
El infortunio, no los toca.
Del otro lado del río,
allá donde nacen sueños como pájaros,
Han visto de cuando en cuando,
caer árboles en medio de la avenida.
Llueven piedras desde este rincón de cielo,
desde este jardín de asfalto.
Los cardúmenes nadan en contracorriente
para alejarse del anzuelo
del cazador al brotar el día.
Cae la tarde,
un puñado de risas
desaparecen de la ciudad.
RECETA DE AMOR
Tiene tatuado el litoral, mi madre en sus manos.
Sus palmas guardan los secretos de los antepasados.
Mi madre tiene la sazón del achiote y el cimarrón.
Mientras ralla el coco, ella canta…
Canta arrullos que rasgan la memoria
(…” Abuela Santana porqué llora el niño” …)
Tiene tatuado el litoral, mi madre en sus manos.
Sus manos huelen a cebolla, ajo, romero y albahaca.
Entre trastos, especias y manjares va guisando su historia.
Ella aprendió el arte del amor, igual que la abuela.
El arroz atollao es lo que mejor le queda.
Añora el pescao recién cogido.
Huele al café de la mañana.
Mi madre cuando cocina baila…
Baila al ritmo de las atarrayas
que llegan con el amanecer.
CAÍDA LIBRE
He rasgado el tiempo con mis manos.
La vida en caída libre hacia el olvido.
He visto todas mis batallas del pasado en mi rostro.
La muerte, una certeza sin previo aviso.
Los ojos llenos de tierra
dentro de una cajita de madera
y la soledad de lo inevitable,
será lo único que nos quede.
La caída de una tarde de un mes cualquiera,
será lo que se lleve en el último latido
de mi corazón hueco.
Cae mi vida, árbol en mitad del bosque.
Mis huesos, ruinas de calendario,
polvo que crece como hierba.
¿A dónde irá el eco de mi risa,
cuándo ya me haya ido? -Me pregunto-
Mientras le doy el último sorbo a una copa de vino.
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