Maruja Vieira White
Por Rosaura Mestizo Mayorga
Noviembre, 2023
“Te llamarás Maruja Vieira” Le dijo Pablo Neruda, como si se tratara de un re-bautismo. Ella complacida de que voz venía, desde entonces así se hizo llamar.
Maruja Vieira con Dora Castellanos, Meira Del Mar, Matilde Espinosa y otras escritoras colombianas, han conformado un significativo grupo de las mejores poetas colombianas. Cada uno de ellas en su tiempo y en su espacio se enfrentaron con la palabra a la desigualdad de género.
-Hoy que la estela del tiempo pasa y la vela del barco anuncia su partida-, no podríamos dejar de referir su viaje, en este mismo barco que ella construyó, para “Los nombres de la ausencia”.
Como el partir de un barco
Ya todo está más claro. / Como la tierra después de la lluvia/ son los ojos después de las lágrimas.
El viento hace cantar una vez más los árboles, /pero en la madrugada/ tienen distinta voz las antiguas campanas.
Partió un barco. El ancla la levaron/ las manos más amadas.
Era un mar transparente, rumbo y ola, /donde flotaba un suave rostro pálido/ y una playa del tiempo/ que se quedaba atrás, con nuestro llanto.
Que se quedaba con nuestro silencio, /con nuestra música olvidada y quieta, /con los libros cerrados, con los cuartos vacíos, /con esta soledad que nos asalta /cuando despierta el día sobre lechos intactos.
Las horas vuelven otra vez, iguales. /Todavía hay caminos con rosales y pájaros. /Los niños ríen en la calle/ y los viejos martillos clavan maderas nuevas.
La muerte en nuestra casa cumplió su fiel palabra. /Todo fue tan sencillo como el partir de un barco.
En este barco hoy, viaja la esencia de la mujer, madre, amiga, maestra, y con ella su voz cálida, el rumor y el aliento tanto de las plegarias en su canto a la naturaleza, a la familia, al destierro, a la nostalgia, a la aceptación de los desatinos en los pasos propias de la edad. Así lo reconoce la poeta y nos lo hace saber en un ejercicio de reconciliación con la propia edad:
Los 85
A los 85 algunos estamos descaradamente vivos.
Se supone que los que nos aman/ deben saber que caminar/ ya no es para nosotros la alegría de antes, /a menos que sea al sol y sobre la hierba.
Se supone también que deben saber/ que nuestras noches son demasiado largas/ porque tenemos que acostarnos muy temprano/ y hay muchas cosas a las que no podemos asistir
porque nos cansamos.
Pero insistimos en seguir descaradamente vivos.
No son nuestros ojos, es la luz la que se debilita/ cuando queremos leer.
No son nuestros oídos, es la voz de los otros/la que ya no tiene sonido.
Son las calles las que se han vuelto/ demasiado largas y las escaleras demasiado altas.
Pero seguimos descaradamente vivos
y los más afortunados tenemos/ una ventana por donde entra el sol de la tarde/ y una voz muy amada que nos llama.
Es de destacar el llamado de ternura que Maruja hace a la infancia, y para ello recurre a esa voz necesaria y la mirada enternecida que va tras las travesuras de su hija, las que son comunes a los niños, Pero Maruja seduce a las madres en el siguiente poema al fijar la mirada en sus pequeños y descubrirlos en el trasegar futuro.
Ana Mercedes y los libros
Un libro y otro libro/ ruedan por las alfombras.
Tus pequeñas manos/ destruyen el orden, /dejan vacíos los anaqueles/y los libros/ caen rodando por el suelo.
¡A nadie menos que a François Mauriac/ tienes ahora prisionero!
Dante Alighieri mira desde un rincón/ y pierde algo de su adusto ceño.
Estás envuelta en un río de letras, /en un torbellino de poemas.
Mariposas azules vuelan, /ángeles y demonios de Doré/ te rodean.
Y tú ríes…tu risa/ es una campanita de oro/ que anuncia la poesía, /toda la poesía de la tierra.
(Entonces, Ana Mercedes se hizo poeta).
Maruja Vieira, manizaleña de nacimiento y viajera por obligación tuvo que exiliarse, más nunca abandonó el camino de las letras que había iniciado a los quince años, cuando le dedicó los primeros versos de despedida a su abuela.
Maruja Vieira, amó con la profundidad que se vive en la ausencia del ser querido, y construyó el más bello mausoleo de poemas dedicado a la distancia y al recuerdo de su esposo; a su hija le dio más allá de la vida, el crecimiento y el amor por esta baranda que son las palabras desde donde se mira y se conspira al universo.
Maruja Vieira, fue la mujer dulce, que siempre supo escuchar y aconsejar entre el buen humor y la sonrisa de una abuela.
Su vida profesional y literaria le otorgó importantes premios y reconocimientos no solo nacionales, también internacionales, estuvo rodeada de mucha gente, que hoy 29 de octubre de 2023, le acompaña y la despide para que ella misma viaje en ese barco que hace años construyó a sus cercanos y que nosotros también en él, partiremos.
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