Orietta Lozano
Mayo - Junio, 2018
(Cali, Colombia). Su obra incluye poesía, narrativa y ensayos literarios.
Libros publicados: “La herida de los siglos” “Albacea de la luz”, “Resplandor del abismo”, “Peldaños de Agua”, “El Solar de la Esfera”, “Luminar”: novela, “Antología Amorosa”, “Alejandra Pizarnik”: ensayo, “El Vampiro Esperado”, “Memoria de los Espejos”, “Fuego Secreto”.
Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus, con su libro de poesía “El vampiro esperado”
SUSPENSIÓN DE LA FE
–Se yergue la luz tenue de una vela,
la niebla, como un cuervo blanco me desgarra,
sin frío, sin calor, petrificada,
contemplo el horizonte vacío de tan negro;
el oráculo pesa mi balanza,
una piedra y una pluma,
se funden en el viento de la ausencia;
la quijada del tiempo,
roe el eco de mi noche
y sobre la aurora del amor,
se posa el triste Dios,
como una flor roja,
ceñida en la boca del vacío.
–Solo sé del vacío que me abraza,
de la noche errática
en los campos amarillos,
del deseo más profundo y más antiguo
que el crujido de la piedra
en la escarcha del jardín.
ALMENAS DE CRISTAL
–Por mi espina dorsal como un desierto insomne
emergen las sombras
de una multitud que duda,
reverbera el cristal
de las escamas.
Retírame el jinete
con su sombra de arlequín,
retira la higuera de mi puerta
guardián de mi jardín,
donde ángeles dormidos
cuelgan dulcemente de sus alas.
Las huestes del miedo van llegando a mi solar,
custódiame en tu casa.
-Reconozco tus manos en la luz de la libélula,
en los bordes del cristal,
y en los ángulos del tiempo.
El mundo está moribundo, su mano tiembla,
su aliento cae,
viene con un candil, quiere alumbrarse,
sus lágrimas están rodando entre los mirtos de tristeza,
no lo abandones Magdalena.
El mundo está cayendo,
se inclina ante el aceite hirviendo,
camina solo en el desierto,
no lo abandones Magdalena.
Hunde su rostro en la neblina, tantea ciego
la ciega oscuridad,
encorvado carga una traición,
no lo abandones Magdalena.
El mundo sucumbe hermoso,
incrédulo y soberbio,
la luz se apaga
y el día pierde el equilibrio.
ESTRELLAS EN LA NIEBLA
Me vestí con el mismo traje de tu muerte,
y tal vez más desquiciada,
queriendo hallar doble recuerdo,
tomé la mano de mi hija
y la ovillé como si fuera un hongo
o una hoja de papel,
en la que no alcancé a escribir;
me hundí con ella,
en el leve vapor del horno
que me legaras en la mañana de un invierno.
Cerramos los ojos,
y el mundo siguió hurgando,
buscando gusanos de zafiro.
Del cuervo y la multitud te salvo, Sylvia Plath,
sé que quieres escapar de las promesas,
encontrar tu agua oscura
y venir a mi legítimo silencio.
Yo, Aissa Wevill,
esta mañana,
he cambiado la abyecta hora del reloj,
ahora estoy subiendo las escaleras de tu aldea,
¡vamos, Sylvia, dispárame!
hallarás tus ovejas en la niebla.
MELANCOLÍA
Una niña con alas de hojalata,
trae palabras de hojalata
que crujen de amargura,
palabras desnudas con dedos azules,
palabras que perdonan.
A veces en el filo del cuchillo,
se encuentra una palabra arrodillada.
La noche toma en sus manos,
el agua huérfana,
que pide ser ángel,
que pide ser lámpara,
que pide ser llave.
Cada palabra abrió su ojo,
vertió su luz.
EL ÁNGEL DE FUEGO
Yo, el ángel exterminador,
tengo sueño.
Déjame dormir sobre los mares profundos
del decreto extraño de los peces
sobre el fulgor de los acantilados
sobre la huerta del ciprés
sobre la flor blanca de la sal.
Salven al hombre
la tierra sembrada de heliotropos
la escarcha alucinante del jardín
el legado del día primero
insuflando cuerpo a la palabra,
la migaja blanca de la harina.
Ha llegado la cofradía del agua
que lava los pies de la tierra.
Yo el mundo,
el de la perenne cicatriz,
inclino mi rostro hacia el silencio
de las grandes tinieblas de los tiempos,
hacia el esplendor de las aguas.
Salve la grieta olvidada,
donde resurge un jardín que redime.
Aquí una sola raza delira,
una sola torre se yergue.
HAY COMO ENTONCES
Hay una herencia de levedad
un fervor como una costumbre dolorosa,
hay un espacio que tiembla,
la fisura que cruje
y hay tu voz como una señal, amado mío.
Hay una invitación al indecible viaje,
hay el agua desolada
un agua bendiciéndose
en el vaso de la luz lunar,
hay una pequeña flor dentro del agua
hay la pequeña luna,
hay tu amor como al descuido.
Hay amor, tu amor que me dormita,
hay una desolada que no lo pudo contener,
hay un acantilado que persiste entre mi sueño
hay como una oscura niebla la palabra,
hay en mi corazón como un rugido,
como un escape del fondo hacia los fondos.
INTERIOR
Georg Trakl,
tu hermana llora
mientras recorre los dorados bosques
y su sombra se ahoga
en la orilla de los ríos.
El rojo crepúsculo ilumina una alondra
que vaga indefinidamente,
y en la noche como un acto luminoso
y necesario
se enciende una luciérnaga.
El cuerpo se alza liviano
ningún sentimiento lo detiene,
y en un cuarto con el color de Dios
y de la espera
un muchacho sostiene
en su espalda el universo
y muy despacio cierra la ventana.
El viento configura mitos
y la felicidad se acuesta moribunda.
Nadie parpadea,
como si fuera tan fácil escaparse.
***
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