Tu voz recorre los confines etéreos,
estela luminosa
que recorres el camino sempiterno.
Fastuoso concierto
de objetos celestes;
matrimonio de mundos
de acordes perfectos.
Flota el alma en la conciencia infinita
de la perpetuidad melodiosa.
Sonidos y silencios.
El cosmos entero se hace cómplice,
orquesta una dulce sinfonía.
Nítidos coros de lamentos
evocan tu memoria en la lejanía.
Canción de sol y luna
plasmada en el juego eterno.
En el pentagrama de la vida
marcaste tu momento.
“Crescendo”
Del libro "Largo viaje en la noche" de Rocio Obregón
Corría el año 2008, Miguel, y yo caminábamos por la carrera 11 con la calle 80; eran las 2 am, cuando súbitamente un taxi frenó en seco y tres jóvenes de 20 y tantos años se bajaron o mejor, se lanzaron fuera del auto y corrieron directamente hacia Durier.
Por mi mente pasó la película de un atraco bogotano a estas altas horas de la madrugada, un paseo millonario, o en el peor de los casos un secuestro. Pero no era nada de lo anterior. Los jóvenes habían visto al músico, ahora ya canoso, y querían un autógrafo y no dudaron en conseguirlo a como diera lugar. Esta escena se repetía una y mil veces a donde Miguel Durier fuera. Tal era su carisma, su magnetismo, porte y desparpajo que proyectaba no solo en los escenarios y que lo habían convertido en el primer y en mi opinión, el mejor frontman del rock colombiano, sino en la vida misma, donde vivió con la intensidad que caracteriza al artista entregado a su musa haciendo caso omiso de lo establecido, en un mundo donde lo auténtico es temido y rechazado. Miguel Durier no era un músico de rock, era el rock personificado.
Amado por muchos, odiado por otros, admirado por todos, e incomprendido por la mayoría, incluso por sus múltiples compañeros de banda, Durier era "L´enfant terrible" de la generación de los años 60 y del rock colombiano. Una mezcla entre ángel y demonio que dejaba perplejo incluso al mas prevenido, una inocencia que alentaba su personalidad infantil y rompía corazones y una capacidad innata de burlarse de la vida y de él mismo, condición que lo ayudaría a sobrevivir en los difíciles momentos que tuvo que enfrentar. En él se conjugaba el actor, el músico, el loco, el cómico, pero por encima de todo Durier era un poeta, un trovador que le cantaba al amor, a la vida, y a Dios.
Si bien un día podía estar sumido en la mas profunda depresión después de una juerga endiablada, al siguiente no dudaba en postrarse de rodillas en la Misa, donde encontraba quizá el perdón que lo redimía por su exagerada bohemia, o la paz que su alma ansiosa y a veces oscura buscaba encontrar, con poca suerte.
Es en esta contradicción profunda de su ser donde se encuentra la fuerza que lo convierte en el gran músico y compositor que fue, rebelde, contestatario y valiente, capaz de asumir hasta el último día la pesada carga de ser un músico de rock, subvalorado en un país de vallenatos, tropi pop y reaggetoneros, y jamás arrepentirse por ello. Miguel Durier había nacido para ser el Jim Morrison colombiano.
De origen cartagenero, su padre, era descendiente de un inmigrante francés que viaja al Chocó; su madre Carlina Grau de Durier, hermana del famoso pintor cartagenero, Enrique Grau. A muy corta edad, 12 años, probó suerte en los escenarios de su barrio, El Polo, donde montó un número de circo actuando como payaso, de peluca y nariz roja. Este sentido de la comicidad, que desarmaba y divertía a los incautos, lo acompañó hasta sus últimos días, muy a pesar de los que tratábamos que tomara ”algo en serio”. A los 14 años en un ensayo de los Speakers conoce a Jorge Latorre (Kché) y junto con Miguel Muñoz y Carlos Piñeros forma una banda de músicos aficionados “los Pelos”.
Su carisma lo llevó a que fuese reclutado por los Flippers con quien recorre gran parte del país y graba dos discos "Discoteque" y "Psicodelia".
La Bomba el “rumbeadero” de moda en ese entonces, contrata a los Crickets el grupo mejicano del momento que tocaba no solo rock, sino cumbia y ritmos folclóricos. En 1968 Durier se une a los Crickets, abandona a los Flippers y parte hacia el suelo Azteca, dejando a sus compañeros de banda Carlos Martínez y Arturo Astudillo muy enojados y con “una guitarra” menos. Una vez en Méjico compone varios temas con los hermanos Murgia, entre ellos "El mundo que Soñé", "Solo si me Oyes", "Quiero que sepas", “Debes saber” y otros. Muchos fueron los que quisieron tocar con el músico fugado cuya reputación era ahora de volátil y algo díscolo. Javier Batiz y los Velmont intentan contratarlo pero Durier ya estaba comprometido con la Gitanilla con quien forma los Nova Show.
Pero la cosa no iba a ser tan fácil, los músicos y artistas en Méjico estaban sindicalizados y luego de varios intentos de conseguir la visa no le permitieron tocar en vivo. Miguel Durier tocaba detrás de un telón mientras en el escenario sus compañeros recibían los aplausos.
De regreso a Bogotá forma “Glass Onion” junto a Hernando Becerra; toca en la agrupación de Guillermo Guzman conocida como “La Banda del Marciano" y con Carlos Alvarez, Chucho Merchan y Augusto Martelo crean "la Planta", formación con la que se presentan en 1971 en Medellín en el famoso Festival de Ancón, nuestro Woodstock colombiano.
En 1973 Durier se lanza en busca del Sueño Americano como lo hicieron muchos de nuestros músicos de ese entonces y decide viajar a los Estados Unidos.
En la vida de Durier hubo muchas constantes, no conseguir la visa de trabajo o de residente parece ser una de ellas. Luego de estar dos años ilegal en Miami, realizando trabajos varios como carpintero, ganando 17 dólares diarios, Durier conoce a quien hubiera podido sacarlo de su ilegalidad: Angela. De camino al Miami Exploratorium a ver al grupo Chicago, recoge a una autoestopista y sin pensarlo dos veces le pide que se case. Pocos meses después, la joven esposa toma un LSD y salta de un segundo piso rompiéndose la cabeza. Miguel, recién casado y sin papeles queda de nuevo en el limbo de la ilegalidad.
Miami poco le ofrecía al músico que decide ahora viajar a Nueva York donde vivirá el proceso creativo mas importante de su vida produciendo grandes canciones que luego grabaría y enviaría como demos a la RCA Victor, Columbia Epic, Burnsville Records y Blue Sky.
Fruto de este periodo son "Fly Away" (1977) "Do you Know", "Dusty Road to the Sea" (1977), "All is Love", "Winters Nest", "Messenger of Songs", "Time and Space" (1979) y decenas más, algunas compuestas por encargo, otras producto de su sociedad con John Gerstad, baterista y compositor que tenía un estudio en su casa y junto al cual Durier grabaría la mayoría de sus canciones, de este periodo incluyendo "To Be With You", la canción que el manager y productor de los Rolling Stones quería comprarle para luego negociarla con Joe Cocker.
Durante esta época se codea con importantes personalidades del mundo de la música, fue amigo personal de John Baldry, el rey del Blues en Inglaterra, de Mitch Mitchell, baterista de Jimmy Hendrix, conoce a Johnny Winter y Edgar Winter, a B.B King, Jack Bruce y Lou Reed.
En 1980 en una fiesta en casa de su tío, el maestro Enrique Grau, conoce a Andrew Loog Oldham quien después de oírle tocar le propone grabarlo y de esta sociedad nace "Gracias por tu amistad" y "Todo lo que quiero es tu amor", dos composiciones grabadas en Variety Studios de Nueva York, con arreglos de José Gallegos.
Pero su increíble talento no lo eximiría de tener que luchar por la supervivencia teniendo que desempeñar múltiples trabajos como mensajero de compañías cinematográficas llevando los rushes para ser revelados en los laboratorios, mesero, acomodador en los conciertos, vendedor de finca raíz y otros. La ciudad de Nueva York será el escenario donde Durier se desplazaría por casi 20 años en su bicicleta, durmiendo a veces en los parques, en su auto, o en un bar en el Village, tocando frente a 4000 personas en el Central Park junto al pianista de la Opera Metropolitana, o presentándose con sus grupos Connection y Messenger en el Kansas City, de donde saldrían grandes bandas como la de Alice Cooper y los New York Dolls.
Finalmente cansado de su frágil subsistencia, luego de haber golpeado decenas de puertas en busca de un destino glorioso y decepcionado de la industria musical de los Estados Unidos y de su situación de inmigrante latino, rayando en la indigencia, Durier regresa en 1993 a Colombia. Pasa varios años danzando entre sus recuerdos neoyorkinos, incluido su breve y fallido encuentro con John Lennon frente al edifico Dakota donde le entregaría algunas de sus grabaciones con la esperanza de que las escuchará, a lo que el Beatles se negó.
En el 2002 reinicia su carrera musical junto a Carlos Alvarez y Guillo Rodríguez, con la banda Retorno, con quienes grabará sus mejores composiciones en español desplegando su dote de poeta y trovador. De este periodo quedan obras maravillosas como el “El vuelo del Cóndor”, “No destruyas mi corazón”, “Alguien como tu”. Durante ese mismo periodo Durier tocaría con el desaparecido gran músico Camilo Ferrans en la Ferrans Band teniendo como escenario recurrente el Cafe Gaitán.
Unos años después, Durier formará junto con Erny Becerra, Augusto Martelo y Fernando Latorre la banda jurásica “La Leyenda” interpretando de manera magistral los temas de las grandes bandas de rock inglesas y norteamericanas y algunos propios. La Leyenda llevaría el rock clásico a los reconocidos bares capitalinos como Crabs, Hard Rock café y Mokusla.
En el 2007 da comienzo a su proyecto final de la mano de su compañera Rocío Obregón, quien actuaría como productora y compositora junto con Mauricio Martínez Calderón y Hernando Becerra, en un ambicioso proyecto que pretendía retomar las antiguas canciones de Durier, grabadas de manera casera, volverlas a grabar profesionalmente, con algunos cambios en las letras y lanzarlas al mercado. De este intento truncado por la muerte repentina del trovador sobreviven su canción insigne "To Be With You", "Messenger", "Iluminación" y "Shangai".
El 15 de Agosto de 2008 en el palacio de Los Deportes durante el concierto "Los 60 de los 60" organizado por el gran Flipper Arturo Astudillo, luego de haberse presentado envuelto en humo de colores y acompañado de los aplausos de sus fans, el poeta de "Solo en la Noche" y "Gracias por tu amistad", que llevó su música por América, sufre un infarto cerebral y muere una semana después.
Aquellos que lo conocimos y amamos hasta el final nos quedamos con su esencia en el alma pudiendo sólo decir:
"Gracias por tu amistad
Se que cuando llegaste tu
el sol brilló mas
Hoy te extraño mucho mas
Yo nunca seré igual
Gracias por tu amistad".
_______________________
1/ Articulo originalmente publicado en: ER La Escena Rock. Cultura Independiente. No 01 / 2012
"To be with you"
"Stormy monday"
"No destruyas mi corazón"
"El vuelo del Cóndor"
"Solo en la noche"
"Gracias por tu amistad"
Tres Colombianos en el Rock de San Francisco
“Rocio Obregón, Augusto Martelo, Carlos Álvarez”
Producción y Realización Canal Utópico (2014)
Bogotá, febrero 2018
____________________
Tres rockeros colombianos nos cuentan su experiencia en San Francisco durante los años 70's y la influencia que tuvo el rock en los jóvenes a nivel mundial.
Tiempo Axial de Rock Bogotano
“The Speakers, Siglo Cero, Banda Nueva, Génesis de Colombia”
Por Edgar Rodríguez Cruz
earodriguezcr@gmail.com
Bogotá, diciembre de 2017
____________________
El rock como género musical y fenómeno social internacional llegó a Bogotá a través de la radio finalizando la década de los 50. Jóvenes citadinos cuya adolescencia y mayoría de edad alcanzaron en los tiempos inmediatos a la época de la “violencia” (1948 - 1958), encontraron en el rock and roll una suerte de modernidad permeando la inmediatez de su cotidianidad con hábitos inspirados en los estilos de vida norteamericanos, británicos, méxicanos y argentinos en contraposición al sistema político represivo colombiano.
Después de seis décadas el movimiento musical juvenil iniciado por grupos como los Dinámicos, Electrónicos, Danger Twist, y los insigne "Speakers" y "Flippers" trasformó de tal manera la cultura bogotana que el rock pasó a ser parte de la identidad de la ciudad conjuntamente con la salsa.
El final de los años 60 y comienzo de los 70 marca un tiempo axial para el rock bogotano a raíz del surgimiento de bandas plenamente identificadas y formadas en el mundo del rock con composiciones propias, experimentación, proyección internacional y versiones inéditas superando la anterior tendencia a los covers de renombradas bandas norteamericanas y británicas.
Dada la importancia de este suceso histórico cabe regresar la mirada a ese momento de la bogotanidad, guardando la diferencia en preferencias y una posible excesiva simplificación, compartimos música de cuatro grupos que desde nuestro punto de vista reflejan la esencia sonora y lírica del rock bogotano.
Para “Los Speakers”, "Flippers", “Siglo Cero”, “Banda Nueva”, “Génesis de Colombia”, y por supuesto a todos los precursores del rock nacional, un sentido homenaje, admiración y reconocimiento.
THE SPEAKERS
"En El Maravilloso Mundo de Ingeson" (1968)
SIGLO CERO
"Latinoamérica" (1970)
BANDA NUEVA
"El Blues del Bus" (1973)
LOS FLIPPERS
"Pronto viviremos un mundo mejor" (1973)
GENESIS DE COLOMBIA
"Cómo decirte cuanto te amo" (1974)
GENESIS DE COLOMBIA
"Yakta Mama" (1975)
Un Apunte sobre el Rock Bogotano
Por Edgar Rodríguez Cruz
earodriguezcr@gmail.com
Bogotá, agosto de 2017
____________________
El rock es quizá el fenómeno cultural más importante de los Estados Unidos. Sus ritmos y líricas inspirados en los ambientes y sonidos propios de las sociedades industrializadas, se difundieron por el planeta después de la segunda guerra mundial, bajo una nueva ola expansiva del mercantilismo donde la cultura, principalmente el cine y la música, a través de la radio y la televisión allanaron el camino para el futuro comercial de las nuevas industrias del entretenimiento y el entronamiento del estilo de vida norteamericano como paradigma de sociedad.
El rock and roll es claramente un fenómeno juvenil citadino de ruptura, principalmente con la idea de familia y comunidad, el cual con mayor o menor resistencia, terminó por franquear y occidentalizar las sociedades más tradicionales.
La anglonización musical se realizó bajo un proceso espontáneo de hibridación y sincretismo sin perder sus raíces en el blues y la música country, los modos, comportamientos e ídolos, pero con particularidad en liricas y mensajes.
A finales de los 50 el rock and roll irrumpió tímidamente en Bogotá por medio de la radio ocasionando el surgimiento de grupos y bandas desde ese momento en adelante. Sin embargo, sería hasta finales de los 80, con la llegada el llamado “Rock en Español” en el escenario de la globalización, que definitivamente transforma la sociedad, enseñando un talante característico, un sello muy propio del rock bogotano, la fusión y las líricas contestarías.
Los puristas podrán aseverar que sólo las composiciones con marcados acordes de blues y country podrán rotularse como rock and roll, sin embargo, las nuevas músicas bogotanas muestran que, como el jazz, este se convertido a través del virtuosismo, la inspiración y su capacidad sincrética para mixturarse con el folclore, en una de las músicas del mundo.
En Quira Medios, abrimos una sección especial dedicada exclusiva al rock bogotano, esperando realizar de esta manera un tributo a músicos y sus obras, develando a la vez el espíritu urbano latente en un fenómeno que de importado pasó a convertirse en parte de la cultura capitalina.
En esta primera edición compartiremos dos publicaciones: la investigación de Umberto Pérez titulada “Bogotá, Epicentro del Rock Colombiano entre 1957 y 1975”, publicada por la Secretaria de Cultura, Recreación y Deporte en octubre de 2007. El especial se complementa con los cuatro capítulos del documental “Nación Rock - Historia del rock en Colombia” e “Historia del Rock en Colombia - la Fuerza de la Historia Completa”, los cuales se encuentran en la plataforma youtube.
Apoya:
Escribir comentario