EL AGRESOR EN LA VIOLENCIA SEXUAL INFANTIL

Por Eveling Tatiana Ospina*

eveling1412@hotmail.com

 

El caso de asesinato de Yuliana Samboni Muñoz en diciembre del 2016 ha consternado a la población colombiana, la niña fue encontrada muerta con signos de violencia sexual y tortura; el Arquitecto Rafael Uribe Noguera se declaró culpable de los cargos de feminicidio agravado, acceso carnal violento y secuestro simple, por lo que fue condenado a 51 años y 8 meses de prisión.

 

El caso de la niña Samboni devela una verdad perversa, un porcentaje importante de la niñez colombiana es cruelmente violentada, en muchos casos por sus propios familiares.

 

Según Carlos Valdés, director de Medicina Legal en Colombia se presentaron más de 18.000 casos de violencia sexual en niños y niñas durante el 2016, cifras que generan gran indignación y cuestionamientos frente al actuar de la población, sucesos atroces que incitan a preguntarse ¿Qué está pasando con estas personas?.

 

La respuesta es muy compleja pues la violencia sexual en menores de edad suele estar relacionada principalmente con la pedofilia, un trastorno parafílico que hace referencia a la presencia de repetidas e intensas fantasías, impulsos o comportamientos sexuales que tienen diferentes características. Los criterios diagnósticos en la pedofilia de acuerdo al Manual de Diagnóstico DSM V son:

A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y recurrente derivada de fantasías, deseos sexuales irrefrenables o comportamientos que implican la actividad sexual con uno o más niños prepúberes (generalmente menores de 13 años).

B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables, o los deseos irrefrenables o fantasías sexuales causan malestar importante o problemas interpersonales.

C. El individuo tiene como mínimo 16 años y es al menos cinco años mayor que el niño/niños del Criterio A.

 

Sin embargo es importante distinguir entre pedofilia y pederastia, el primero es un concepto que hace referencia a la atracción sexual por los niños, lo cual no significa que realice violencia sexual, aunque tampoco se descarta que pueda llegar a hacerlo, mientras que la pederastia denota el abuso y violencia sexual en menores, que podría estar vinculado con la psicopatía. 

 

Tratando de responder o dar un indicio de qué motiva a realizar estos deseos, es importante tener en cuenta que factores biológicos, psicológicos y sociales influyen en el desarrollo de la persona; el pedófilo suele presentar dificultad en la formación de vínculos, lo cual puede llegar a estar relacionado con violencia o abuso sexual en su infancia, aunque hay que aclarar que no todas las víctimas se convierten en agresores, por otro lado manifiestan distorsiones cognitivas, es decir pareciera que realizan interpretaciones erróneas frente al niño o niña, lo que genera construir una creencia que ayudan a justificar sus actos. De igual forma suelen presentar dependencia y la presencia de adicciones a sustancias psicoactivas. 

 

A nivel Biológico, James Cantor, del centro de Adicción y Salud Mental de Toronto, en Canadá, explora los cerebros de pederastas con escáneres por resonancia magnética. Encontró que los cerebros estudiados tenían un "cableado" diferente en comparación a los que no padecen de esto, describiéndolo como "cables cruzados" en el cerebro, explicando además: "Es como si, cuando ven un niño, se les despierta su instinto sexual en lugar de su instinto de crianza".

 

Por otro lado, algunos autores manifiestan que existe una disfunción cerebral, influenciada por las lesiones en el sistema límbico y trastornos en la región fronto-temporal izquierda. Otros estudios señalan una relación existente entre trastornos hormonales (altos niveles de testosterona) con una conducta sexual agresiva.

 

En Colombia la agresión hacia los niños y niñas va en aumento, por tanto es importante velar por el cuidado y protección de estos menores, en donde el vínculo de confianza de los niños hacia sus padres o cuidadores, es fundamental para llegar a identificar señales de alarma de un abuso o de un agresor que esté cercano.

 

Las investigaciones demuestran que existen desequilibrios en las personas que llegan a sentir atracción por un menor y violentarlo, en este sentido, es fundamental que las familias comenten este tema con total madurez y respeto, invitando, primordialmente a los hombres, a reflexionar, auto-examinarse, y de ser necesario buscar ayuda profesional, un diagnóstico a tiempo puede evitar sucesos terribles tanto para los indefensos infantes, como para los mismos abusadores.

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Bibliografía:

1. Redacción Semana.com. (Diciembre de 2016). La violencia sexual es parte de una cultura machista y agresiva. Semana. Recuperado de semana.com

2. García J. (2 de Mayo de 2008). ¿Qué ocurre en la mente de un pedófilo?. El país. Recuperado de elpais.com

3. Sanders R. (28 de Noviembre de 2015). Nace o se hace: el debate sobre el origen de la pedofilia. BBC. Recuperado de bbc.com

4. De Psiquiatría, A. A. (2014). Guía de consulta de los criterios del DSM-5. Asociación Americana de Psiquiatría.

5. Trabazo, V. Azor, F. (2009). eduPsykhé. Universidad Camilo José Cela

 

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* Psicóloga Politécnico Grancolombiano

Asesora en temas de violencia, infancia y género