Vivir el cambio climático
Por Lilia Gutiérrez Riveros
Octubre, 2024
Hace unos años, oíamos acerca del cambio climático y pensábamos que ocurriría en el futuro, ahora lo estamos viviendo. Hoy sabemos que existen migraciones tanto de humanos como de otras especies, debido a las inundaciones, los incendios, las olas de calor, los cambios drásticos de temperatura, además de los episodios de violencia. Muchas especies se encuentran en vía de extinción, incluyendo la humana.
Todas las especies, requieren del aire para la respiración, el agua, el alimento y un lugar para sostener la vida.
El oxígeno que respiramos se produce en los mares y en la selva amazónica. En la Amazonía está la selva tropical más grande del planeta. En la Amazonía existen más de 80.000 especies de árboles y más de 140.000 de plantas. Sus bosques mantienen la humedad constante. Esa gran espesura, conserva también la humedad de la Cordillera de los Andes, específicamente las tres cordilleras de Colombia. Esta gigantesca maquinaria bioquímica, permite controlar el calentamiento global y el cambio climático y por esa razón se conoce como el pulmón del mundo.
La delimitación de la Selva Amazónica, comprende buena parte hídrica, además se convierte en el origen de esa enorme biodiversidad, aún no estudiada en su verdadera dimensión. En Colombia la cordillera de los Andes se abre en tres grandes ramajes: la cordillera occidental, la central y la oriental, que determinan la variedad de climas, la fauna y la flora endémicas, según el lugar donde se encuentren. Estamos en el trópico, caracterizado por épocas de lluvias en marzo, abril y mayo y una segunda época de lluvias en septiembre, octubre noviembre. Los otros meses corresponden al tiempo seco. En los últimos tiempos, específicamente el 2024 se ha caracterizado por la escasez de lluvias, el aumento de las temperaturas y los incendios forestales. La Amazonía constituye gran parte del país. Hasta hace poco en la Amazonía llovía 260 días del año y los demás días permanecía en constante humedad. Hoy sabemos que el pulmón del mundo está en gran riesgo y en consecuencia, la salud del planeta se ve afectada por huracanes, vendavales, ciclones, tormentas, inundaciones, incendios y tornados.
Gran parte de la Amazonía se pierde entre la tala indiscriminada de árboles, los incendios, el conflicto armado y la falta de decisión sobre el cuidado de este lugar sagrado del mundo. El 40% del oxígeno que consume el planeta se produce en esa gran dinámica de la biomasa de la Amazonía.
Los más recientes incendios ocurridos en California y unos cuantos países de América del Sur, han sucedido durante extensos períodos de sequía con temperaturas muy altas, además existe mucho material vegetal seco debido a los meses de intenso calor, que en los últimos tiempos se han prolongado. La mayor parte de estos incendios han sucedido por causa del cambio climático.
En la década de los 60s, el número anual de incendios aumentó enormemente hasta los 90s, época en que disminuyeron. Sin embargo, los nuevos incendios que surgen en el siglo XXI son capaces de quemar grandes superficies y son más prolongados. Aunque los organismos de control están pendientes, cada vez es más difícil controlar los incendios por su gran dimensión y por los lugares donde ocurren.
En los años recientes, la tierra y los ríos se contaminan debido al avance indiscriminado de la minería. El uso del mercurio y otras sustancias químicas agotan la tierra. Las fuentes contaminadas provocan la muerte de unas cuantas especies. Recuperar la tierra y las fuentes de agua requiere cuidados especiales y años de dedicación.
La ciudadanía de Bucaramanga fue la primera en salir en defensa de los recursos naturales, del ecosistema del páramo de Santurbán, que surte de agua potable al área metropolitana y los pueblos vecinos. Santubán y otros lugares de Colombia, se han explotado por compañías mineras extranjeras, que han provocado daños irreparables en la tierra y en las fuentes hídricas.
Cuando se violenta la Naturaleza estamos atentando contra nosotros mismos. “Hay que respetar la Naturaleza” decían los ancestros, pero permanecimos sordos. Estamos viviendo el cambio climático. Hay que salir con paraguas por si la lluvia y especialmente por el sol. El aire se encuentra viciado
Otro factor que influye en el cambio climático, son las fluctuaciones internas de la tierra. Investigaciones recientes, hacen pensar que el cambio climático está alterando el planeta hasta en el núcleo. Cuando el hielo polar y glacial se derrite (por el aumento de temperatura en la Tierra), el agua que permanecía concentrada, tanto en la parte superior como inferior del globo se desplaza hacia el ecuador. Esa masa extra concentrada en el centro del planeta vuelve más lenta la rotación, de manera que se obtiene un efecto de alargamiento de los días. Tenemos más horas de exposición al Sol.
Otro estudio sugiere que los cambios, el desplazamiento de agua y el deshielo del planeta han sido tan profundos que pueden afectar el eje de la Tierra, aquel eje imaginario en su centro sobre el cual gira. Al juntarse esas dinámicas provocan cambios debajo de la superficie y afectan los fluidos que se mueven en el núcleo de nuestro planeta.
¿Qué se ha hecho?
Basados en los análisis del comportamiento humano con respecto a la Naturaleza, un grupo de científicos presentaron un estudio cuidadoso acerca de todo cuanto podría ocurrir en las primeras décadas del siglo XXI, si no se tomaban medidas necesarias de control en cuanto a la industrialización y la emisión de gases efecto invernadero. El informe fue presentado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, celebrada y firmada en Estocolmo el 16 de junio de 1972, pero los líderes de los países industrializados, hicieron poco y nada por detener la contaminación y especialmente la emisión de gases efecto invernadero (GEI). Los jefes de Estado de países en vía de desarrollo tampoco empezaron a tomar medidas de precaución para sus habitantes. Durante la Cumbre de Río de Janeiro, en 1992, los científicos presentaron un nuevo estudio con las proyecciones hacia 2030 y 2050 con cifras, que en ese momento parecían alarmantes. Los líderes del momento parecían escuchar, aunque en la práctica no se tomaron medidas para mitigar el cambio que se avecinaba.
El tratado de Kioto, el Acuerdo de París, el Protocolo de Montreal, orientan la atención sobre la reducción de (GEI), sustancias que agotan la capa de ozono. Se llama la atención en cuanto a proteger la generación actual y las generaciones venideras afrontando el cambio climático con iniciativas que mejoren la calidad de vida de los habitantes y proteger el agua, el aire, la tierra y los mares.
La Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad COP 16 Colombia, se celebra en Cali entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre de 2024. Se espera que de allí salgan propuestas, decisiones y normas que acojan todos los países en cuanto al desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria, el cuidado de las fuentes hídricas, la conservación de la biodiversidad, la implementación de una agricultura limpia, con el fin de afrontar el cambio climático
Si bien es cierto, es indispensable estar pendientes de las decisiones de la ONU, la CEPAL y otras organizaciones que integran a nuestros países, es necesario pensar en cómo se asume desde lo individual y desde sociedad el cambio climático. El 77% de la población colombiana vive en áreas metropolitanas. Es responsabilidad de las autoridades estar pendientes de la mitigación de riesgos de la población expuesta cambio climático. Algunos aspectos básicos a tener en cuenta son: el manejo adecuado de los residuos, la mejora de la calidad del aire, la protección y aumento de los espacios verdes, la movilidad sustentable, mejorar los servicios de salud y la seguridad alimentaria.
¿Qué medidas podemos tomar para mitigar esta problemática? Por ejemplo, en los últimos tiempos se consume agua que se compra embotellada. ¿Es indispensable o podríamos en casa hervir el agua? ¿Podemos llevar el agua en un recipiente reutilizable? ¿Qué tan necesario es utilizar el auto particular a diario? Queramos o no, estamos viviendo el cambio climático.
©Lilia Gutiérrez Riveros
Química y bióloga, autora de 17 de libros de química, 14 de biología y más de 20 publicaciones de metodología científica.